jueves, 22 de febrero de 2018

3 poderosas devociones para los viernes de Cuaresma


Enriquece tu Cuaresma con estas devociones poco conocidas en recuerdo de la Pasión de Cristo La Cuaresma es un tiempo especial en el calendario de la Iglesia, uno en el que el foco principal se centra en la Pasión y muerte de Cristo. Esto nos da una oportunidad para meditar sobre el sufrimiento de Jesús, al tiempo que reconocemos nuestra contribución a su crucifixión.
Según describe el Catecismo de la Iglesia Católica, “la Iglesia (…) no ha olvidado jamás que ‘los pecadores mismos fueron los autores y como los instrumentos de todas las penas que soportó el divino Redentor’ (Catecismo Romano, 1, 5, 11; cf. Hb 12, 3). (…) la Iglesia no duda en imputar a los cristianos la responsabilidad más grave en el suplicio de Jesús”.
Esta realidad no tiene por objetivo hundirnos en la depresión, sino ayudarnos a reconocer el dolor que nuestros pecados causaron a Quien desean nuestros corazones.
A lo largo de los siglos, se desarrollaron varias devociones para destacar este hecho y para despertar en las personas un profundo sentido de dolor por el pecado.
La Cuaresma es un tiempo para “convertirse y creer en la Buena Noticia”, así que meditar sobre la Pasión de Jesús es una manera de despertarnos de nuestro letargo espiritual y volvernos hacia Dios.
Aquí tienen tres devociones poderosas extraídas de la Raccolta que pueden ayudar en el aspecto que estamos viendo y que son de lo más apropiadas para los viernes de Cuaresma.
Arrodillarse a las 15:00 para rezar 5 padrenuestros y 5 avemarías
En un concilio eclesiástico local celebrado por san Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, se decretó que la campana de la iglesia habría de sonar todos los viernes a las 15:00, para recordar a los fieles la Pasión de Jesucristo a esa hora.
Esta devoción era muy popular y el papa Benedicto XIV extendió la práctica a la Iglesia universal. Así, declaró en 1740 que todas las iglesias debían repicar las campanas de sus iglesias todos los viernes a las tres de la tarde.
También invitaban a los católicos a arrodillarse y decir cinco padrenuestros y cinco avemarías en recuerdo de la Pasión y la agonía de Jesucristo, rezando por las intenciones del Santo Padre y la conversión de los pecadores.
Meditar durante 3 horas sobre la Pasión de Cristo
En reconocimiento del amor de Jesús por la humanidad y Su intenso sufrimiento durante tres horas en la cruz, un sacerdote de Lima, Perú, el padre Alfonso Messía, desarrolló una devoción particular en el siglo XVIII.
Consiste en un ejercicio devocional para el Viernes Santo o cualquier otro viernes, por el que una persona medita según sus capacidades sobre el sufrimiento de Jesucristo durante las tres horas que pasó colgado en la cruz.
El ejercicio comienza a las 12:00 de mediodía y termina a las 15:00. Se podría meditar sobre cualquier aspecto de la Pasión, como las últimas siete frases de Cristo o sus heridas sagradas, usando un libro espiritual o comentario bíblico o con la guía de un sacerdote.
Rezar esta oración de san Pío V
Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre Tus oídos y escúchame, así como escuchaste al Padre en el Monte Tabor.
Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre Tus ojos y mírame, así como miraste desde lo alto de la Cruz a tu Madre querida, afligida por el dolor.
Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre Tu boca y háblame, así como le hablaste a san Juan cuando le diste por hijo a Tu Madre.
Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre Tus brazos sagrados y abrázame, así como los abriste sobre el árbol de la Cruz para abrazar al género humano.
Jesucristo, mi Señor crucificado, Hijo de la Bienaventurada Virgen María, abre Tu corazón, recibe el mío y concédeme lo que Te pido, si tal es Tu voluntad.


Philip Kosloski

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