¿Belleza,
simpatía, espíritu de servicio? Bette Nash lleva más de 60 años trabajando y no
piensa jubilarse. Bette Nash cumplió 82 años el
pasado 31 de diciembre. Lo lógico sería imaginarla en su casa y ya jubilada,
pero nada más lejos de la realidad. Es una azafata de vuelo de American
Airlines y trabaja a pleno rendimiento.
Una
mujer sonriente y agradecida. Se
mueve con garbo y cada vuelo sigue siendo para Bette un motor que la llena de
energía. “Pienso que ser azafata es un trabajo maravilloso y no tengo
más que palabras de agradecimiento “, dice.
A
su edad, se ha convertido en la azafata de vuelo más longeva de todos
los tiempos y, aunque asegura que a los 90 no estará trabajando, por
el momento no piensa retirarse.
Bette
es una mujer agradable, sonriente y positiva, que atiende y escucha a cada persona que se
encuentra en el avión. Lo suyo es vocacional. Cuando
tenía 16 años, en un avión, “el piloto y la tripulación atravesaron el
pasillo y yo pensé: Dios mío, esto
es lo que me va “. Así fue el
flechazo.
“Las personas son realmente fascinantes”
Ha
volado por todo el mundo y en noviembre de 2017 celebró sus 60 años de
carrera profesional con American Airlines. Vive en Virginia,
y en casa cuida de un hijo soltero y discapacitado. “Esta es mi
vida social”, concluye y explica que “la parte del vuelo que prefiero es
saludar a los pasajeros cuando embarcan o descienden del avión. Las personas
son realmente fascinantes y siempre ha sido un auténtico placer”.
Bette,
que conserva una belleza serena y afable, llegó a ser asistente de vuelo
de Jackie Kennedy. Siempre ha sabido estar, tanto en momentos en
que las azafatas cocinaban y servían el pavo como en los
vuelos turísticos en los que se vendían sandwiches por 50 centavos.
“Todo
el mundo quiere un poco de amor”
¿El
gran secreto para que la gente la valore y al mismo tiempo se sienta tan
satisfecha en su trabajo? “Todo el mundo quiere un poco de
amor”, dice, por lo que los viajes se convierten en una ocasión para
identificar lo que cada pasajero necesita y hacerle la vida mejor.
“Es
mi mentora”
“He
viajado centenares de millas, pero mis mejores trayectos son los que contaban
con Bette en el avión”, afirma un viajero de mediana edad. “Es mi mentora
“, llega a señalar otra mujer, con pleno convencimiento.
Cuando
empezó, iba a diario a la sala de salidas, a un tablero no electrónico sino de
pizarra donde se escribían los vuelos con tiza y copiaba las rutas que nos
tocaban. Al mediodía había que bajar, ¡cruzar la pista a pie vigilando
que no pasara un avión!, y volver a copiar los datos de los siguientes
vuelos.
Hoy
todo ha cambiado en lo tecnológico, pero Bette sigue aportando a
empresa y al trabajo algo que nunca una máquina podrá sustituir.
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