domingo, 8 de julio de 2018

La idea del cuerpo femenino ¿Estás influida por Facebook?



¿Cómo influye el uso de los social media en la percepción que tienen las mujeres de su cuerpo? Un reciente estudio titulado The Mediating Role of Appearance Comparisons in the Relationship Between Media Usage and Self-Objectification in Young Women , publicado en la revista de psicología Young Women - Psychology of Women Quarterly intenta responder a esta pregunta investigando la relación entre la imagen que tienen las mujeres del propio cuerpo y la utilización de distintos tipos de media:



? Facebook

? Internet

? Televisión

? Revistas



En concreto, el estudio examina el fenómeno de la auto-objetivación del cuerpo femenino.
La premisa es que la imagen de las mujeres ofrecida por los medios de comunicación, muchas veces se concentra en su aspecto físico, más que en sus capacidades o su personalidad. Por esta razón, exponerse a los media que promueven la imagen de la mujer como objeto sexual provoca, en las adolescentes, verse a través de esta clave de lectura.


Esta teoría, llamada teoría de la objetivación, pone en guardia ante los aspectos más peligrosos de este fenómeno: la auto-objetivación puede llevar a trastornos alimentarios, trastornos de ansiedad, a avergonzarse del propio cuerpo, y a depresión.



La encuesta fue realizada en el Reino Unido sobre una muestra de 150 chicas de edades comprendidas entre los 17 y los 25 años, que contestaron a cuestionarios relativos a:



? Cómo utilizan los media;

? Su tendencia a comparar su aspecto físico con el de los demás;

? La costumbre de comparar su cuerpo con el de grupos concretos de personas - como amigos o conocidos- en Facebook.



Los resultados han mostrado que el uso de Facebook está vinculado al fenómeno de la auto-objetivación, ya que es el social network por excelencia del aspecto físico. En efecto, Facebook es el lugar donde se comparten fotos personales y se reciben comentarios valorativos de los amigos virtuales, reforzando o debilitando así la confianza en sí mismos. Sólo en 2013, en Facebook se compartieron 250 mil millones de fotografías; esto, unido a la creciente popularidad del medio entre las mujeres jóvenes, y el tiempo que éstas dedican a los social network (unas dos horas al día, según el Australian Bureau of Statistics), nos ilustran el poder de las imágenes que vemos desfilar en el timeline para la construcción de la percepción del cuerpo femenino.



El estudio concluye que el fenómeno de la auto-objetivación surgido por el uso de Facebook está relacionado con el hecho de que las chicas tienen una tendencia a comparar su aspecto físico con el de otras mujeres. La comparación entre el propio aspecto físico y el ajeno, tiene lugar sobre todo con sus coetáneos, amigos o conocidos, más que en relación con celebridades. Esto se debe a que el estilo de vida es más similar, y los coetáneos representan un ideal físico más fácilmente alcanzable. Por esto es fácil comprender el poder de los nuevos medios, en especial los social network como Facebook, sobre la percepción que las mujeres jóvenes tienen de su cuerpo.



Y es fundamental hacer comprender a las chicas -sobre todo a las adolescentes- que existe una clara separación entre la realidad y el mundo online.



Debemos enseñarles que cada mujer es única e irrepetible, espléndida en sí misma; que los estereotipos con los que nos tropezamos todos los días son modelos inexistentes.



Toda mujer tiene sus defectos, incluso aquellas que parecen perfectas. Lo que marca la diferencia es aceptar las propias imperfecciones y gustarse tal como una es. Éste es el secreto para tener una relación serena consigo misma y con el mundo que nos rodea. Por eso, queridas chicas, desconectaros de las redes sociales, cerrad el smartphone y dejad de obsesionaros.




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¿Qué sentido tiene la vida?



El hombre está en el mundo para amar y para ser amado. A menudo me pregunto qué sentido tiene la vida. Los años pasan, envejecemos, algunos muy queridos se han marchado. 
Miras a tu alrededor y te dices: “¿Qué sentido tiene todo esto?” Suelo reflexionar y me pregunto tantas cosas. Cada vez que me llega esta inquietud invariablemente encuentro mis respuestas en unas palabras de un sacerdote chileno, san Alberto Hurtado, que me encantan y me devuelven la Paz. Me muestran el Camino y la esperanza.

"¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué está el hombre en este mundo? El hombre está en el mundo porque Alguien lo amó: Dios. El hombre está en este mundo para amar y para ser amado”.

Dios le da sentido a todas las cosas que hago. Su Amor me motiva a continuar, y a tratar de ser una mejor persona, para Él y por Él. Y aunque no siempre lo consigo, sé que valora nuestros esfuerzos y sonríe complacido cada vez que lo intentamos.
A menudo siento que nos ve como a niños. Somos sus pequeños. Se ilusiona al vernos crecer, le alegran nuestros triunfos, está a tu lado cuando fracasas. Siempre está contigo.

He descubierto que experimentar su presencia amorosa te transforma la vida. Después de esta experiencia, de este fuego que te quema el alma, ya no puedes ser el mismo.

Algo en ti ha cambiado, muy profundamente. Ves todo tan diferente. Tu corazón encuentra el sentido de las cosas. Se enciende, se inflama con su Amor. A partir de ese momento sólo puedes amar y te das cuenta de que es verdad:

El hombre está en el mundo para amar y para ser amad


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¿Cómo sanar la tristeza? Cinco recetas para superar la tristeza



Es claro que la tristeza nos atañe a todos. Hombres y mujeres, pobres y ricos, viejos y niños. ¡Todos, alguna vez, nos podemos ver inundados por este sentimiento! Es claro que la tristeza nos atañe a todos. Hombres y mujeres, pobres y ricos, viejos y niños. ¡Todos, alguna vez, nos podemos ver inundados por este sentimiento! La tristeza es un dolor interno causado por la ausencia de un bien. Cuando, por ejemplo, a un niño se le cae la paleta, enseguida llora, porque ha perdido este bien. O si el novio termina a la novia, ésta se sume en la tristeza por haber perdido esta relación que consideraba un bien. Y lo mismo ante una enfermedad, el viaje de un ser querido o, más grave aún, la muerte.
Antes de continuar quiero dejar clara una cosa: estar triste no es sinónimo de estar deprimido. La depresión conlleva tristeza, pero no sólo eso. En la depresión la autoestima de la persona está por los suelos, no siente ilusión por nada, ni por el mismo hecho de superar esta tristeza, y, además, es incapaz de tomar decisiones por sí misma de una manera constante.
Volviendo al tema, lo primero que hay que hacer frente a la tristeza es asumirla. A veces creemos que no nos merecemos estar tristes. Vemos todo lo que tenemos, lo que somos… y pensamos que no tenemos derecho a entristecernos. Pero los sentimientos las más de las veces no los escogemos, simplemente se nos vienen. Y si son negativos, el primer paso para superarlos es aceptar que los tengo.  
Lo segundo es aprender a conocernos. Es muy importante ser capaces de descubrir y de describir lo que sentimos. Si ante la pregunta «¿Cómo estás?», no sabes explicarte, necesitas trabajar en tu introspección. Y ahora sí, estamos preparados para expresar la tristeza. No temas hacerlo. Callar una emoción no la hará necesariamente desaparecer. No compartir tu tristeza, es como dejar dentro de tu alma un veneno que poco a poco la va a carcomer hasta llegar a destruirla del todo. Según Santo Tomás de Aquino, hay cinco recetas para superar la tristeza:

1. Haz algo bueno y que te guste: cuando estés triste, no dejes de consentirte. Toma un chocolate, ve una película, haz ejercicio, sal a una fiesta, escribe tus recuerdos positivos, etc.
2. El llanto: el mismo San Agustín cuenta que cuando se dolía de la muerte de su amigo, sólo en los gemidos y en las lágrimas hallaba algún descanso. Llorar no es malo si la causa que lo suscita es grave. No se trata de un llanto descontrolado, sino proporcional a la causa de la tristeza. No es lo mismo llorar porque perdí un partido, que porque ha muerto un familiar. 
3. La compasión: comparte con tus amigos la tristeza. Ella es como un peso que nos abruma y, por eso, cuando sentimos que hay otros brazos cargándola, su peso se aligera.
Además, cuando alguien me muestra compasión, es porque me ama, y esto hace que la tristeza sea más llevadera.
4. El sueño y el agua: ¡Vaya que es cierto! Cuando estamos tristes, una buena ducha nos reanima. Nos ayuda a retomar energías. A tener más clara la mente para tomar decisiones.
Y el sueño, ¡ni se diga! Como dice San Ambrosio: «el sueño restablece los miembros debilitados para el trabajo, alivia las mentes fatigadas y libera a los angustiados de su pena».
Así que un poco de agua y unas buenas horas para descansar, pueden ser también un remedio que ayude a mitigar la tristeza.
5. El encuentro con Dios en la oración: no hay nadie que nos entienda mejor que Dios. Y por eso el mejor remedio siempre será el encuentro con Él.
Acude al Sagrario, pídele explicaciones –¡sí se vale hacerlo–, no como alguien que exige, sino como un hijo que no entiende. Cuéntale tus penas, y abre los oídos de tu corazón para escuchar lo que Él te quiera decir. 




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¿Es Bueno Tener Amor Propio?



Una autoestima saludable es fundamental para crecer, madurar y perfeccionarnos

Como católicos nos podemos preguntar ¿es bueno tener amor propio? Constantemente procuramos amar a los demás, sacrificarnos y hacer cosas por otros. ¿Eso dónde nos deja a nosotros? ¿Acaso el amor propio es incompatible con el amor hacia el prójimo?


En primer lugar, hay que decir que como personas somos seres valiosos y dignos de ser amados. Sería absurdo amar a los demás y no hacerlo con uno mismo. El amor propio es bueno y es necesario porque es el motor de todas nuestras actividades. Pensemos en las actividades que realizamos a diario: estudiar, trabajar, hacer deporte, leer un libro. las hacemos buscando nuestro bien y superación. Una autoestima saludable es fundamental para crecer, madurar y perfeccionarnos como seres humanos (por ej.: para aprender, cambiar un vicio, reforzar una virtud). La autoestima nos impulsa a interesarnos en diferentes actividades y alcanzar metas, no solo en el plano material sino también en el plano espiritual y en las relaciones con los demás. La depresión, en cambio, o una baja autoestima nos hace apáticos frente a la vida. Por eso, el amor propio es importante. Cristo, incluso, pone el amor propio como criterio para amar a los demás: “Amarás al prójimo como a ti mismo.”



Sin embargo, el amor propio no puede confundirse con egoísmo o vanidad, pues justamente lo que busca es ser buenos, perfeccionarnos, ser mejores, crecer y esto implica respetar y amar a los demás. ¿Cómo? Podemos tomar como referencia la parábola del samaritano que nos enseña a sacrificar tiempo, dinero, planes por el bien de otro. Tener amor por uno mismo, siempre llevará a abrirnos a los demás, a querer dar amor, a querer el bien del prójimo y, por eso, hay pocas cosas más lindas en la vida que acoger a alguien necesitado, que las amistades y la familia, porque reflejan un amor desinteresado que nos llena el corazón. Como dijo el Concilio Vaticano II “el hombre no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás.”

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Papa Francisco: yoga jamás será capaz de darte la libertad


Una sesión de yoga jamás podrá enseñar a un corazón a sentir la paternidad de Dios Sólo el Espíritu Santo vuelve el corazón dócil a Dios y a la libertad. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta. Y añadió que los dolores de la vida pueden hacer que una persona se encierre en sí misma, mientras el amor la hace libre. 


Una sesión de yoga jamás podrá enseñar a un corazón a “sentir” la paternidad de Dios, ni un curso de espiritualidad zen lo volverá más libre para amar. Este poder sólo lo tiene el Espíritu Santo. El Papa meditó sobre el episodio del Evangelio de Marcos – el que sigue a la multiplicación de los panes y de los peces en el que los Discípulos se asustan al ver a Jesús que camina hacia ellos sobre el agua – y que concluye con una consideración acerca del porqué de aquel susto: los Apóstoles no habían comprendido el milagro de los panes porque “su corazón estaba endurecido”. 



Vida dura y murallas de protección Un corazón puede ser de piedra por tantos motivos, observó Francisco. Por ejemplo, a causa de “experiencias dolorosas”. Sucede a los discípulos de Emaús, temerosos de hacerse ilusiones “otra vez”. Sucede a Tomás que rechaza creer en la Resurrección de Jesús. El Pontífice también indicó que “otro motivo que endurece el corazón es la cerrazón en sí mismo”: 



“Hacer un mundo en sí mismo, cerrado. En sí mismo, en su comunidad o en su parroquia, pero siempre cerrazón. Y la cerrazón puede girar en torno a tantas cosas: pensemos en el orgullo, en la suficiencia, pensar que yo soy mejor que los demás, también en la vanidad, ¿no? Existen el hombre y la mujer espejo, que están encerrados en sí mismos para verse a sí mismo continuamente, ¿no? Estos narcisistas religiosos, ¿no? Tienen el corazón duro, porque están cerrados, no están abiertos. Y tratan de defenderse con estos muros que crean a su alrededor”. 



La seguridad de la prisión También está quien se atrinchera detrás de la ley, aferrándose a la “letra” a lo que establecen los mandamientos. Aquí – afirmó el Papa – lo que endurece el corazón es un problema de “falta de seguridad”. Y quien busca solidez en lo que dicta la ley está seguro – añadió Francisco con un poco de ironía – como “un hombre o una mujer en la celda de una cárcel detrás de los barrotes: es una seguridad sin libertad”. Es decir, lo opuesto de lo que “vino a traernos Jesús, la libertad”: 



“El corazón, cuando se endurece, no es libre y si no es libre es porque no ama: así terminaba el Apóstol Juan en la primera Lectura. El amor perfecto disipa el temor: en el amor no hay temor, porque el temor supone un castigo y quien teme no es perfecto en el amor. No es libre. Siempre tiene temor de que suceda algo doloroso, triste. Que me vaya mal en la vida o que ponga en peligro mi salvación eterna… Tantas imaginaciones porque no ama. Quien no ama no es libre. Y su corazón estaba endurecido, porque aún no habían aprendido a amar”. El Espíritu vuelve libres y dóciles Entonces, se preguntó Francisco: “¿Quién nos enseña a amar? ¿Quién nos libera de esta dureza?”. Y su respuesta fue: 



“Tú puedes hacer mil cursos de catequesis, mil cursos de espiritualidad, mil cursos de yoga, zen y todas estas cosas. Pero todo esto jamás será capaz de darte la libertad de hijo. Es sólo el Espíritu Santo quien mueve tu corazón para decir ‘Padre’. Sólo el Espíritu Santo es capaz de disipar, de romper esta dureza del corazón y hacer un corazón… ¿blando?… No sé, no me gusta la palabra… “Dócil”. Dócil al Señor. Dócil a la libertad del amor”.


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Estudio confirma que los retiros católicos de oración y silencio tienen efectos neurofisiológicos positivos



El estudio ha descubierto que la mezcla diaria de oración, eucaristía y silencio tiene un alto impacto en la dopamina del cerebro y en la función de la serotonina. En la actualidad, cada día más católicos redescubren lo valioso que es realizar periódicamente retiros espirituales, como una manera de sanar el alma, pero también para restablecer la salud integral de sus vidas. Para comprender lo que pasa en el cerebro de las personas que acuden a estas prácticas, investigadores del Instituto Marcus de Salud Integrativa en la Universidad Thomas Jefferson estudiaron de cerca los comportamientos y reacciones de un grupo de voluntarios que participaron en un retiro controlado de siete días. Los resultados se han publicado en Religión, Brain & Behavior.

El estudio se basó en la experiencia de 14 participantes con edades comprendidas entre los 24 y los 76 años. El estudio utilizó la tomografía computarizada de emisión de fotón único de
DaTscan (SPECT) de los participantes durante el experimento. Y después del retiro, los participantes respondieron a una encuesta.

El retiro que se usó para el experimento está basado en los ejercicios espirituales desarrollados por San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden católica de los jesuitas. Después de una misa de la mañana, los participantes pasaron la mayor parte del día en contemplación silenciosa, adoración y reflexión y asistieron a una reunión diaria con un orientador espiritual.
La gracia sana el alma y se activan neurotransmisoresEl estudio descubrió que se producen cambios en los niveles de dopamina y de serotonina en los cerebros de quienes viven un retiro de siete días. Más concretamente, se observaron disminuciones significativas en la unión del transportador de dopamina en los ganglios basales y disminuciones significativas en la unión del transportador de serotonina en el mesencéfalo después del retiro. Asimismo, la participación en el retiro también implicó cambios significativos en una variedad de medidas psicológicas y espirituales.

El estudio muestra por primera vez los efectos neurofisiológicos, en particular los relacionados con la dopamina y la serotonina, que un retiro de siete días desencadena en los participantes.

Neuropsiquiatría y espiritualidad se dan la mano
Para algunos neuropsiquiatras la dopamina es facilitadora de sentimientos como el amor y otros que generan bienestar, placer. Por su parte, la serotonina es fundamental para el equilibrio psicológico, ya que el sentimiento de soledad e incluso la depresión son respuestas químicas a su carencia, señalan.

"Dado que la serotonina y la dopamina forman parte del sistema de recompensa y de los sistemas emocionales del cerebro, este descubrimiento nos ayuda a entender por qué estas prácticas (retiros) resultan experiencias emocionalmente poderosas y positivas" para las personas que las viven, explica Andrew Newberg, MD, Director de Investigación del Instituto Marcus de Salud Integrativa, en un comunicado.

Alerta del alma, bienestar de la mente
Exploraciones posteriores realizadas a los participantes en el retiro revelaron disminuciones en el enlace transportador de dopamina (5-8 por ciento) y en el transportador de serotonina (6,5 por ciento), lo que podría hacer que más neurotransmisores estuvieran disponibles para el cerebro.

Esto se asocia con emociones positivas y vivencias espirituales. En particular, la dopamina es responsable de mediar en la cognición, la emoción y el movimiento, mientras que la serotonina está involucrada en la regulación emocional y el estado de ánimo.

Después de regresar del retiro, los participantes en el estudio respondieron a una serie de encuestas que mostraron mejoras significativas en su percepción de salud física, tensión y fatiga. También informaron de un aumento de los sentimientos de trascendencia que se correlaciona con el cambio en la dopamina vinculante.

Algunos secretos por develar
Los resultados, aunque preliminares, sugieren que participar en un retiro espiritual católico puede tener un impacto a corto plazo en la dopamina del cerebro y en la función de la serotonina, y que esto podría relacionarse con diversas reacciones emocionales y espirituales.

"De alguna manera, nuestro estudio plantea más preguntas de las que responde", dijo Newberg. "Nuestro equipo está intrigado respecto a qué aspectos del retiro causaron los cambios en los sistemas de neurotransmisores y si diferentes retiros producirían resultados diferentes." Espero que los estudios futuros puedan responder a estas preguntas", concluyó.


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Causas de la homosexualidad vínculos parentales


Este artículo es el segundo eslabón de los cuatro que componen la cadena de las posibles causas de la homosexualidad. Recomiendo leer el primero para tener una visión del tema que estoy tratando en todo su conjunto. En el primer eslabón me centré en el temperamento, ahora voy a hablar de un aspecto que suele ser una característica muy frecuente y causa de la homosexualidad, me refiero a la vinculación afectivo-emocional del niño/a con sus padres. 

Algunos padres con hijos con AMS (atracción al mismo sexo) se preguntan qué ha ocurrido con su hijo/a, qué han hecho u omitido para que tenga AMS. Una cosa es lo que nosotros hacemos u omitimos y otra cómo los demás, en este caso los hijos, lo viven y perciben. Con esto no quiero quitar responsabilidades si las hubiera, es una invitación a elevar la mirada para que comprendamos la realidad en su conjunto. Cada uno debe hacer sus reflexiones y sacar sus conclusiones. Este es uno de los objetivos de GAP (Grupo de Apoyo para Padres), brindar ayuda y orientación a padres de chicos/as con AMS.



Los primeros años de vida de un niño/a es cuando se desarrolla la identidad de sexo, son “momentos claves” que dejan huella en su psicología, se consolidan los vínculos que quedan arraigados y son de vital importancia para su posterior desarrollo. Cuando se trabaja en una terapia reparativa o de cambio, es clave profundizar y descubrir esos vínculos presentes o ausentes para desde ahí, reconstruir la identidad que está quebrada. Vinculación padre-hijo, madre-hija. 

En el caso del sexo masculino concretamente, del año y medio a los tres años es cuando se desidentifica de su madre para crear vínculos con el padre. En el caso de la niña es diferente porque ese vínculo con la madre ya debería estar presente. El niño pasa por un proceso adicional, dar un paso hacia la masculinidad. Como dice Robert Stoller (de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA): “la masculinidad es un logro”.

El niño nace con sus rasgos definidos, pero su virilidad y masculinidad debe conquistarla. ¿Cómo? Viéndose reflejado como en un espejo en su padre, su punto de referencia. La relación con el padre se convierte en su escuela de aprendizaje ya que con él aprende cómo se comporta, actúa y se relaciona un hombre. Este aprendizaje debe darse en un clima de acogida, cariño y seguridad. Si el niño experimentase a un padre frío, ausente, poco afectivo, pasivo o distante, no logrará vincularse con él y esa lección de vida quedará sin aprender. Si el niño en lo más profundo de su ser se siente rechazado por el padre y no logra identificarse con él, quedará una mella en su psicología y algo incompleto en su desarrollo afectivo-emocional. En este caso quedaría una “ausencia” que habrá que trabajar posteriormente para que su identidad de sexo quede bien definida. Es lo que se llama Herida homo-emocional. He de decir que lo que observo una y otra vez en casos de hombres con AMS es la ausencia de vínculo con su referente masculino.



Vinculación madre-hijo, padre-hija

En la mayoría de los casos de homosexualidad masculina existe una vinculación muy estrecha con la madre y en el caso de homosexualidad femenina la vinculación es con el padre. Comúnmente hay una relación importante entre madre e hijo, pero en este caso me refiero a sobre vinculación o sobreprotección de la madre hacia el hijo, repercutiendo negativamente en el hijo. Lo que desarrollo a continuación es aplicable al sexo femenino: padre-hija.

El exceso de protección puede darse por varios motivos, entre ellos mencionaré tres: – La madre ve a su hijo frágil, “blandito”, quizás algo tímido, un niño bueno, inseguro, que quizás sufre alguna enfermedad, su reacción natural es volcarse y protegerle. – La madre convierte a su hijo en “marido sustituto”. Se siente escuchada y comprendida por él en ausencia de su marido, que quizás no está física, afectiva o emocionalmente presente. – La madre ha podido provocar un distanciamiento del hijo hacia su padre, haciendo comentarios negativos.

¿Cuáles son los resultados de esta sobreprotección? – Si el niño pasa “demasiado tiempo” con la madre es posible que haga suyos aspectos femeninos y se desidentifique de rasgos típicamente masculinos creando un desajuste interior. Su masculinidad queda débil y más adelante “confusa” ya que desarrolla una feminidad no propia de su identidad de sexo. – El niño se sentirá a gusto y seguro entre chicas, serán sus mejores amigas y su desarrollo masculino y viril propio de chicos queda truncado o mermado. A ciertas edades puede ser motivo de rechazo por compañeros en el colegio.

– El niño no experimenta nunca la necesidad de enfrentarse a nada; ya está su madre para solucionarlo, ella le aparta los obstáculos, siempre está “arropado” y no siente la necesidad de “crecer”, madurar, hacerse mayor y lo grave es que no aprende a asumir responsabilidades. – La personalidad que va fraguando no es la de un hombre que enfrenta la dificultad y que lucha por lo que quiere. De hecho, es posible que le cueste saber qué es lo que quiere ya que no ha tenido la oportunidad de elegir, ya lo han hecho por él. Esta realidad es “pasto seguro” para una baja autoestima e imagen personal pobre. Esto es lo que se llama Herida hetero-emocional.

Conocer estas causas es de gran ayuda a la hora de trabajar en terapia reparativa o de cambio porque la reconstrucción empieza por el conocimiento de los daños que está sufriendo la persona, es decir las causas que le llevaron a experimentar AMS.

Hay casos en los que la persona con AMS desarrolla una imagen que no desvela en absoluto la posible “mella” que lleva dentro, solamente hace falta analizar, profundizar, “tocar” algunas teclas para detectar con claridad pasmosa qué debe trabajar para reconstruir lo que en un momento de su vida quedó “quebrado”.


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viernes, 6 de julio de 2018

Sobre los ideales



Desde ideales se toman decisiones y se orienta la propia vida. Esos ideales pueden ser malos o buenos, egoístas o solidarios. Hay ideales para uno mismo: perfeccionar la forma física, bajar de peso, estar mejor informado, rendir más en el trabajo. Hay ideales para la vida en familia: renovar los muebles, organizar mejor la limpieza, arreglar las ventanas, aumentar el tiempo para el diálogo. Hay ideales en el mundo del trabajo, en la política, en la economía, en el arte, en la vida religiosa, en tantos y tantos ámbitos humanos. Ante tantos ideales, ¿cómo discernir entre los peores y los mejores? ¿A cuáles prestar atención prioritaria?

No resulta fácil encontrar la respuesta, y eso explica tantas dudas a nivel personal, tantas confrontaciones en familia o en sociedad. Por eso, antes de elegir un ideal como luz que guíe las propias decisiones, o las decisiones de un pueblo, hay que sopesarlo bien. ¿Cómo? Algunas pistas pueden servir de ayuda. Un ideal será bueno si nos ayuda a mejorar como personas de modo integral: en nuestro cuerpo y nuestro espíritu, en nuestras relaciones y en nuestros deberes. Un ideal será bueno si permite superar egoísmos, vencer injusticias, desarraigar ambiciones, y promueve un mundo más solidario, más acogedor, más justo. Un ideal será bueno si, además, no solo nos ayuda a afrontar adecuadamente los compromisos temporales, sino que nos abre al horizonte de lo eterno, del encuentro con Dios ahora y tras la muerte.


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miércoles, 4 de julio de 2018

Salmo 41, Sed de Dios. Oración para encontrar la paz.

24 pequeñas maneras de amar


Con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable
Cuando a la gente se la habla de que "hay que amarse los unos a los otros" son muchos los que se te quedan mirando y te preguntan: ¿y amar, qué es: un calorcillo en el corazón? ¿Cómo se hace eso de amar, sobre todo cuando se trata de desconocidos o semi conocidos? ¿Amar son, tal vez, solamente algunos impresionantes gestos heroicos? Un amigo mío, Amado Sáez de Ibarra, publicó hace muchos años un folleto que se titulaba "El arte de amar" y en él ofrecía una serie de pequeños gestos de amor, de esos que seguramente no cambian el mundo, pero que, por un lado, lo hacen más vividero y, por otro, estiran el corazón de quien los hace.  

Siguiendo su ejemplo voy a ofrecer aquí una lista de 24 pequeñas maneras de amar:  

Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre. 

Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.

Pensar, por principio, bien de todo el mundo.
Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se lo merecerían teóricamente.
Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.
Multiplicar el saludo, incluso a los semi conocidos.
Visitar a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.

Prestar libros, aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.
Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.
Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.
Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.
Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte nervioso.
Contestar, si te es posible, a todas las cartas.
Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes el tiempo.
Animar a los viejos.
No engañarles como chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.

Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos.
Hacer regalos muy pequeños, que demuestran el cariño, pero no crean
obligación de ser compensados con otro regalo.
Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.
Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.
Dar buenas noticias.

No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.
Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.
Mandar con tono suave. No gritar nunca.
Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.
La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos. 
Y ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias como éstas el mundo se haría más habitable.

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Cuando muere una persona, ¿hay que rezar el Rosario nueve días y ponerle un vaso con agua?


El sufragios por los difuntos
Cuando muere una persona, ¿hay que rezar el rosario nueve días y ponerle un vaso con agua?
Pregunta:
Me dirijo a Usted con todo respeto y confianza, tengo una inquietud o duda y me gustaría me pudiera ayudar a aclararla. Cuando fallece una persona, ¿cuál es el motivo o por qué se le debe de rezar del novenario del rosario? Y, además, mientras se reza este novenario ¿cuál es el significado de ponerle una vela o veladora encendida durante todos estos nueve días y también un vaso con agua?
 

Respuesta:

El rezo del Rosario es una oración muy eficaz, y recomendada por la Iglesia (por ejemplo, puede leer la Carta Apostólica del Siervo de Dios Juan Pablo II, ´Rosarium Virginis Mariae´), y como tal, es una gran ayuda a las almas que están en el Purgatorio. El Papa Benedicto XVI, en la reciente Carta Encíclica ´Spe Salvi´, recuerda la doctrina sobre por qué debemos ofrecer sufragios por los difuntos:

´Sobre este punto hay que mencionar aún un aspecto, porque es importante para la praxis de la esperanza cristiana. El judaísmo antiguo piensa también que se puede ayudar a los difuntos en su condición intermedia por medio de la oración (cf. por ejemplo 2 Mc 12,38-45: siglo I a. C.). La respectiva praxis ha sido adoptada por los cristianos con mucha naturalidad y es común tanto en la Iglesia oriental como en la occidental. El Oriente no conoce un sufrimiento purificador y expiatorio de las almas en el «más allá», pero conoce ciertamente diversos grados de bienaventuranza, como también de padecimiento en la condición intermedia. Sin embargo, se puede dar a las almas de los difuntos «consuelo y alivio» por medio de la Eucaristía, la oración y la limosna.

Que el amor pueda llegar hasta el más allá, que sea posible un recíproco dar y recibir, en el que estamos unidos unos con otros con vínculos de afecto más allá del confín de la muerte, ha sido una convicción fundamental del cristianismo de todos los siglos y sigue siendo también hoy una experiencia consoladora. ¿Quién no siente la necesidad de hacer llegar a los propios seres queridos que ya se fueron un signo de bondad, de gratitud o también de petición de perdón? Ahora nos podríamos hacer una pregunta más: si el «purgatorio» es simplemente el ser purificado mediante el fuego en el encuentro con el Señor, Juez y Salvador, ¿cómo puede intervenir una tercera persona, por más que sea cercana a la otra? Cuando planteamos una cuestión similar, deberíamos darnos cuenta que ningún ser humano es una mónada cerrada en sí misma. Nuestras existencias están en profunda comunión entre sí, entrelazadas unas con otras a través de múltiples interacciones. Nadie vive solo.



Ninguno peca solo. Nadie se salva solo. En mi vida entra continuamente la de los otros: en lo que pienso, digo, me ocupo o hago. Y viceversa, mi vida entra en la vida de los demás,  En mi vida entra continuamente la de los otros: en lo que pienso, digo, me ocupo o hago. Y viceversa, mi vida entra en la vida de los demás, tanto en el bien como en el mal. Así, mi intercesión en modo alguno es algo ajeno para el otro, algo externo, ni siquiera después de la muerte. En el entramado del ser, mi gratitud para con él, mi oración por él, puede significar una pequeña etapa de su purificación. Y con esto no es necesario convertir el tiempo terrenal en el tiempo de Dios: en la comunión de las almas queda superado el simple tiempo terrenal. Nunca es demasiado tarde para tocar el corazón del otro y nunca es inútil. Así se aclara aún más un elemento importante del concepto cristiano de esperanza. Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para mí.40 Como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal. ´ (Benedicto XVI, Enc. Spe salvi, n. 48)

El uso de velas en la liturgia y las devociones privadas es muy antiguo y tiene muchas aplicaciones; puede representar nuestras oraciones, nuestra devoción, nuestra intención de ´velar´ es decir, de mantenernos despiertos y atentos en la oración para alcanzar lo que pedimos a Dios. Pero también pueden ser utilizadas con sentido supersticioso, como si se creyese que las velas, o un número determinado de velas, o alguna práctica por el estilo, pueden alcanzar, por sí mismas, de modo ´mágico´, lo que pretendemos.

Lo mismo se diga de esa práctica a la que usted alude, de poner un vaso de agua. Desconozco su origen y el sentido que le dan quienes así obran. Puede ser algo análogo a las antiguas prácticas paganas, usadas más tarde por algunos cristianos, por las que se dejaba a los difuntos comida y bebida, como un modo de estar unidos a ellos en un mismo banquete. Si se piensa que el difunto necesita esa agua, sería un pensamiento supersticioso. Tal vez la práctica venga del uso del agua bendita, usada como un sacramental; en tal sentido estaría bien, mientras se entienda cuál es el sentido.
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Satanás puede infiltrarse a través de internet



Este sacerdote avisa del riesgo que existe en internet de abrir la puerta al demonio

Satanás, como príncipe de este mundo y padre de la mentira, sabe cómo atacar de manera más eficaz en cada momento. E internet es ahora un terreno sembrado para él en el que jóvenes y no tan jóvenes se están dejando llevar por el demonio y acaban pagando sus consecuencias. Esto lo atestigua el sacerdote Antonio Mattatelli, exorcista en la diócesis italiana de Tricarico y párroco. Y en declaraciones que recoge Porta luz también advierte de los fanáticos que ven al diablo en todos lados:

"Satanás puede infiltrarse a través de Internet. Estoy acompañando a una posesa que contrajo la posesión a través de Internet. Un espíritu entró en ella y ahora tiene que ser exorcizada". Así comentaba esta realidad padre Mattatelli el pasado 24 de abril, en declaraciones a Radio Cusano, emisora de la Universidad Niccolò Cusano de Roma (Italia).
El sacerdote, ordenado el 29 de abril del año 1997, es el párroco de Santa María Assunta (Monte murro, diócesis de Tricarico) y tiene una particular sensibilidad litúrgica que le mueve a celebrar regularmente la Santa Misa en latín siguiendo el rito antiguo.

La mayoría de los jóvenes que consumen horas diarias en internet asocian al demonio con una “caricatura medieval”, señala padre Antonio y por ello en su diálogo coloquial como en las prédicas suele denunciar que “el demonio existe” y según enseña el Magisterio de la Iglesia "es un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor".

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¿Qué pecados impiden comulgar?



¿Se puede comulgar si has cometido pecados veniales?

San Pablo expresó con contundencia que no todos están en condiciones de recibir la Comunión: Examínese, por tanto, cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz, porque el que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación (I Cor 11, 28-29). Estas palabras ponen de relieve la gravedad del asunto, pero no proporcionan un criterio claro de cuándo uno es digno y cuándo no. Por eso, como tantas otras, esta cuestión también fue sometida a debate. Da la impresión, sin embargo, que los destinatarios de la carta –los corintios- ya tenían alguna idea al respecto. Es pues importante ver las fuentes conocidas de la vida de la Iglesia primitiva. A finales del siglo I o principios del II se escribió la llamada Didache (o “Doctrina de los Doce Apóstoles”), en la que se habla bastante de la Eucaristía. Tras señalar que el sacramento es solo para los bautizados, añade la siguiente frase: Quien sea santo, acceda; quien lo sea menos, haga penitencia. Aunque necesite una ulterior precisión, sigue siendo un criterio válido, a la luz del cual se entiende lo que está establecido. Se podría objetar, y con razón, ¿pero ¿quién puede decir que es santo? Libre de todo pecado, nadie. Por eso el acercamiento a la Comunión debe ser penitencial, para purificarnos cuanto podamos. Lo propio es recibir la comunión cuando ya hay una comunión del alma con el Señor.



Ahora bien, hay diversas situaciones, como también hay distintos tipos de pecados. El pecado mortal rompe del todo esa comunión, y en este caso la penitencia requerida pasa por la recepción del sacramento de la Penitencia como condición previa. Por eso establece el Código de Derecho Canónico que quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave, no celebre la Misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental (c. 916) (las excepciones se refieren a necesidades sin posibilidad de recibirlo, en cuyo caso debe haber un acto de contrición perfecta y el propósito de confesarse cuanto antes: o sea, en todo caso se recibe en gracia de Dios, aunque no haya más remedio que posponer la confesión).



Una aclaración al respecto puede ser pertinente: no hay penitencia verdadera ni confesión válida sin propósito de enmienda; es lógico, en caso contrario sería una pantomima. Esto sirve para entender por qué no pueden acceder a la Comunión personas que están y quieren seguir estando en una situación habitual de pecado. Queda el pecado venial. Nadie escapa de cometer alguno, y pretender estar libre de todo pecado venial resulta presuntuoso. En la historia de la Iglesia existió un puritanismo católico, llamado jansenismo (lo creó un tal Cornelius Jansen), que en este sentido restringía mucho la comunión. Fue rechazado por la Iglesia, pero dejó sentir su influencia, hasta que el Papa San Pío X borró sus vestigios hace un siglo. Con razón: no va por ahí la penitencia requerida.

En estos casos –cuando se está en gracia- la penitencia es la interior, la cual se incluye en la liturgia. El pecado venial no impide la Comunión –al contrario, es alimento interior que da fuerzas para combatirlo-, pero, a la vez, para participar dignamente en los sagrados misterios… 

Comencemos por reconocer nuestros pecados. Palabras familiares para quien asiste a Misa, que van seguidas por un acto de contrición de lo más completo. Luego, la preparación inmediata nos recuerda que vamos a comulgar como invitados y que no somos dignos de recibirle; en cierto modo, también son palabras de contrición. Es interesante comprobar que, en la celebración de la Comunión fuera de la Santa Misa, la liturgia es mucho más breve, pero incluye estas dos partes penitenciales, las mismas.
En resumen. Para comulgar, hay que estar en gracia de Dios. Aún estándolo, nunca somos dignos del todo de recibir al Señor. Eso no es obstáculo para comulgar, pero la dignidad del Sacramento postula que procuremos hacernos lo mas digno posible.

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