Dicen que cuando un niño cierra los ojos al mundo
un nuevo ángel nace
en el cielo.
Que cuando sus manos
se cierran en la tierra,
dos alas se
despliegan en la eternidad.
Dicen que cuando un
niño deja de palpitar,
un corazón limpio y
puro late junto al de Dios,
que cuando dos pies
virginales dejan de caminar,
un gran sendero con
flores y plantas
espera en lo más alto
de la cumbre.
Dicen que cuando un
niño deja de vivir,
Dios lo recoge para
que viva eternamente.
Porque un niño es
sonrisa en la mañana,
tarde y noche, es
juego y travesura.
Y por ello mismo,
porque es esperanza
un niño nunca deja de
existir.
Vive porque Dios como
creador
no permite una obra
inacabada,
no quiere que algo
suyo quede
injustamente en el
olvido.
Desea que este mundo
nuestro
sea adornado por la
belleza y la candidez,
la alegría y
espontaneidad de un niño.
por eso, cuando un
niño cierra
los ojos
prematuramente,
un nuevo ángel nace
en el cielo,
dos alas se
despliegan en lo alto,
un canto angelical se
escucha
en el firmamento, un
susurro celestial
sostiene la tristeza
del momento.
Hoy, un ángel existe:
en nuestra familia,
en nuestro corazón,
en nuestra fe,
en nuestra esperanza.
Su nombre es….
Por: Padre Javier Leoz
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