Señor, llena a …… (decir el nombre de la persona),
con el pleno conocimiento de tu voluntad. Que
perciba Tu voluntad en todas las cosas. Libéralo de
las
decisiones que sirvan apenas a intereses propios que,
al tomarlas, sigan los patrones pervertidos del mundo.
Dale sabiduría y entendimiento espiritual, Libéralo de
usar la
deshonestidad y la astucia de la sabiduría
humana, de la presunción y del orgullo. Concédele la
sabiduría que viene de lo alto pura, pacífica, llena
de
misericordia. Permite que su vida se resuelva en crédito
para Tu Nombre, y Te agrade en todo.
Capacítalo para
esto, no solamente en orar y dar testimonio,
sino también en
la rutina del vivir diario.
Los pequeños arreglos que
tenga que hacer, las pequeñas
incumbencias que tenga que
recibir, las
comidas, la manera de vestirse y todo lo demás que él haga,
que Te agraden a Tí.
Hazlo producir fruto en toda buena obra. Presérvalo del
egocentrismo y hasta del “trabajo-centrismo” que le
impiden
de practicar actos de gentileza, bondad y generosidad.
Aumenta su conocimiento de Tí. Que pueda verte
claramente
en tu Palabra. Que tenga comunión contigo en la oración
y
meditación. Llénalo del Espíritu de Tu Santidad.
Fortalécelo
según Tu glorioso poder,
que resucitó a Cristo de
entre los muertos.
Toma su flaqueza e incapacidad y sumérgelas en
el
océano de tu Omnipresencia.
Enséñale la perseverancia
y la longanimidad.
Hazlo paciente con las fallas y los hábitos
desagradables de sus compañeros y con los
aborrecimientos
he irritaciones diarias. Hazlo paciente ante las innumerables
interrupciones y atrasos que, sin razón de ser, hacen
lenta la
obra. Llévalo a ser tolerante consigo mismo, con sus
propias
fallas y debilidades.
Haz trasbordar su corazón
de alegría. Que él pueda ver tu amor
y tu misericordia
soberana en todas las circunstancias. Que él se
regocije de las
oportunidades que exijan una demostración de
paciencia y
mansedumbre que viene de Tí.
Alabado seas, oh Señor,
Dios nuestro,
porque Tú tornaste a … digno de ser participante de
herencia de los
santos de la luz.
Te doy gracias por tu misericordia y
por tu poder
transformador en su vida. Te doy gracias porque lo
llamaste del
imperio de las tinieblas y lo llevaste al Reino de tu Hijo.
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