Es una creencia
semirreligiosa, irracional e infundada, que trata de convencer a las personas
de que ciertas obras, objetos o números que pueden traerles suerte o
desgracias, etc., etc., etc. Cuidado con los curanderos brujos y espiritistas.
Para sacarle su dinero le van a ensenar estos errores.
1. Que la tierra del
cementerio trae mala suerte. Eso es una total mentira. Creer que la tierra de
cementerio o los huesos de muerto traen mala suerte seria creer que esos seres
minerales tienen poderes de Dios. Eso es superstición y disgusta mucho a Dios.
No les crea. No les compre sus menjurjes. No se deje engañar.
2.
Que a usted le han
hecho maleficios. Esta es una mentira horrible de culebreros, brujos y
espiritistas para robarle a usted su dinero. A usted nadie le pude hacer
maleficios, solo Dios puede hacer o permitir que a usted le vengan males. Si
usted cree en esa mentira de que le están haciendo maleficios, empieza a odiar
a otras personas y eso es lo que quiere el diablo, que usted odie. El culebrero,
brujo y espiritista lo engañan en nombre de Satanás cuando le dicen que existen
maleficios. Los maleficios no existen.
3. Que le han salado. A
usted le pueden echar toda la sal del mundo y de salinas y no le hace ningún
daño. La sal no es un Dios. Es un condimento nada más. Todo el que le diga que
le echaron sal le quiere robar su plata con riegos y engaños. No les crea. La
sal no trae mala suerte, ni a usted le trae males.
4. Que usted necesita
baños, talismanes, bebedizos, pomadas, jabones, perfumes, cruces magnéticas,
matas de sábila, riegos, etc. Todo esto es mentira y disgusta a Dios porque es
superstición. Si usted lee la Biblia y va a la Misa no creerá en esas
idioteces.
Lo grave está en que
la gente si les cree a estos engañadores. Me va mal en los negocios… y ella le
responde: “Porque su suegra le echo sal”. Y aquella persona empieza a odiar
horriblemente a la pobre suegra, que ni siquiera sabe que es eso de echar sal a
otra persona. “no consigo novio, porque será y la bruja o brujo contesta:
Porque su compañera de oficina le hizo maleficio”, y…desde aquel día no volverá
a saludar a la pobre compañera, y la odiará a muerte y la desprestigiará, y la
otra jamás pensó siquiera en hacerle maleficio, ni sabe que esto. Pero la bruja
ganó su dinero inventando mentiras y mato el amor en esas vidas, quizás para
siempre.
Que terrible suenan a
este respecto las palabras de Jesús: “En verdad os digo que: de toda palabra
que hace daño a los demás, tendréis que dar cuenta a Dios” (S. Mateo 12, 36).
Ojalá, las recordarán las “adivinas” y los brujos.
Las brujas y los adivinos
hacen mal como si fueran una peligrosa secta.
Si Dios está con
nosotros quien podrá contra nosotros (S. Pablo ROM. 8, 31).
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