martes, 19 de diciembre de 2017

¿La meditación ayuda a mantenerse joven?

Meditar ayudaría a reducir el estrés, la ansiedad, las emociones negativas y los problemas de sueño que se acentúan con la edad, revela un estudio piloto realizado por el Inserm francés. Explicaciones.
Cada edad tiene sus alegrías y sus consuelos, pero también sus penas y sus dolores. Pero ¿y si esta última parte, que a menudo viene de la mano de la vejez, pudiera atenuarse?
Con un estudio piloto sobre el impacto de la meditación sobre el estrés y el sueño, los científicos del Instituto Nacional francés de Salud e Investigación Médica (Inserm) han demostrado que la meditación puede “retrasar algunos años la edad en la que aparecen los cambios cerebrales favorables al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer”.
Pruebas de diferencias significativas
Concretamente, los investigadores estudiaron el funcionamiento del cerebro de seis personas practicando la meditación. “Los ‘expertos’ que participaron en el estudio tienen 65 años de media y tienen entre 15.000 y 30.000 horas de meditación a sus espaldas.
Les seleccionamos porque practican la meditación según diferentes corrientes tradicionales budistas, lo cual nos permitía tener un cuadro representativo”, explica Gaël Chételat, investigadora del Inserm y autora principal de estos trabajos
Luego, los investigadores compararon el funcionamiento de su cerebro al de otros 67 sujetos de control “no meditadores”, también de 65 años de media. También se incluyó un grupo más grande de 186 personas de entre 20 y 87 años “para evaluar los efectos clásicos del envejecimiento sobre el cerebro y comprender mejor los efectos particulares de la meditación”. El conjunto de personas que participó en el estudio fue sometido luego a exámenes neurológicos.
Y los resultados son sorprendentes: se pusieron de manifiesto diferencias significativas en el nivel de volumen de materia gris y el metabolismo de la glucosa.
Los resultados del examen muestran que la corteza frontal y cingular y la ínsula (regiones cerebrales) de los meditadores “eran más voluminosas y/o tenían un metabolismo más elevado que el de los individuos de control, incluso cuando se tenían en cuenta las diferencias en la educación o el estilo de vida”.
Según estos resultados iniciales, la meditación podría tener un efecto positivo contra el envejecimiento cerebral. Será necesario realizar estudios sobre muestras más amplias de individuos para obtener resultados más sólidos.
La experiencia de la oración
Aunque el estudio se centra en quienes practican meditación siguiendo diferentes corrientes tradicionales budistas, la oración que los católicos dirigimos a Dios es un ejercicio semejante.
“Antes que una serie de prácticas y fórmulas, [la oración es] un modo de estar frente a Dios”, explicaba Benedicto XVI.
Se trata, pues, ante todo, de una actitud interior que encuentra sus raíces en lo más profundo de nuestro ser.
“La oración es el lugar por excelencia de la gratuidad, del tender hacia el Invisible, el Inesperado y el Inefable ─detalla Benedicto XVI─. Por eso, para toda la experiencia de la oración es un desafío, una ‘gracia’ que invocar, un don de Aquel al que nos dirigimos. (…) Y aunque el hombre se olvide de su Creador, el Dios vivo y verdadero no deja de tomar la iniciativa llamando al hombre al misterioso encuentro de la oración”.


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