viernes, 8 de diciembre de 2017

Se apartó de la fe, se casó, “vivió como una estrella de rock” y la semana pasada fue ordenado sacerdote.

Sorprendente. La hermosa historia de vocación que enorgullecería a santa Mónica. Durante años, Louise fue al santuario de San Antonio en Boston para rezar por su hijo menor, que se había alejado de las enseñanzas católicas. Hoy, un ujier en la puerta de la iglesia entrega a la mujer de 91 años un programa donde se lee “Misa de Ordenación Sacerdotal”. Dentro aparece el nombre de “Anthony T. Cipolle”. “Mi madre iba todos los martes al santuario de San Antonio en Boston con mi tía, y allí rezaba por mí, porque yo me había descarriado”, declaró más tarde el reverendo Anthony Cipolle, de 52 años. “Descubrí la fe gracias a mi madre”. Anthony ha recorrido un camino poco tradicional hasta el sacerdocio, pasando por varias carreras, la paternidad, un matrimonio y una anulación. Pasó décadas lejos de la Iglesia y otros 10 años estudiando para prepararse para este momento. Y ahora, mientras su madre toma asiento entre la bancada, Anthony está de pie ante el armario de la sacristía, en la habitación donde los sacerdotes se preparan para el culto.
A su alrededor, sacerdotes, diáconos y monaguillos deslizan sus túnicas por la cabeza. Anthony presiona contra su rostro la tela de su propia alba, blanca y sencilla, y reza por la pureza. Luego se coloca la túnica sobre su alzacuello blanco y negro.
Sonido de trompetas, entonces el coro comienza a cantar el himno de entrada. Una fila de hombres serpentea por la iglesia y a través del pasillo central. Primero van los monaguillos, seminaristas que algún día serán también sacerdotes. Luego llegan los Caballeros de Colón, con sus solemnes sombreros de plumas. Entonces aparece Anthony a la cabeza de un grupo de más de 30 sacerdotes y diáconos. Les sigue el obispo de Portland, el padre Robert Deeley. El coro de voces crece con el estribillo:
Aquí estoy, Señor. ¿Soy yo, Señor? Escuché tu llamada en la noche.
Iré, Señor, si Tú me guías. Sostendré a tu pueblo en mi corazón.


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