Esta
pequeña y encantadora oración es perfecta para la Octava de Navidad y más allá.
Besando
su mano derecha: Oh, Jesús mío, lo que tú
quieres también yo lo quiero. Lo quiero porque tú lo quieres, oh, Jesús.
Besando
su manita izquierda: Jesús, lo que tú quieres también yo lo
quiero. Lo quiero como tú lo quieres, oh, Jesús.
Besando
su piececito derecho: Jesús, lo que tú quieres también yo lo
quiero. Lo quiero cuando tú lo quieres, oh, Jesús.
Besando
su piececito izquierdo: Jesús, lo que tú quieres también yo lo
quiero. Lo quiero hasta cuando tú lo quieras, oh, Jesús.
Besando
su corazón:
Dulce Señor, concédeme lo que veo en tu corazón.
Oh,
Jesús mío, mi querido Señor,
concédeme lo que veo en tu corazón:
Pena
por el amor que siempre me falta.
Amor, para que nunca falte en la pena.
Una pena que soporte todas las penas.
Un amor que desprecie a todos los demás amores.
(Autor desconocido)
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