"Ser santo en la actualidad".
“El verdadero perdón, no
pide nada a cambio.” Santa Rita de Casia En la actualidad, nos
parece difícil, lejano, imposible… ser santos. Vivimos en una
sociedad que sólo nos incita a buscar nuestros propios bienes y nos aleja del
verdadero amor, el amor de Dios.
Santa Rita de Casia es
un modelo de vida y santidad en la vida diaria. Una mujer santa en su época,
mujer, madre, esposa, hija y entregada a servir a su comunidad.
Si llegáramos a
comprender que sólo Dios conoce verdaderamente el plan que tiene para nosotros
y que, aunque en ocasiones no lo entendamos ni lo sintamos cerca, Dios jamás se
aleja de nosotros.
Su historia pudiese
resumirse así: Ella, vivió en un tiempo en que había guerras, rebeliones y
corrupción. Se casó con un hombre que vivía la violencia en carne viva, que
luchaba todo el tiempo junto a su familia y eso representaba la hombría y
dignidad. Ella sufría que no existiera la paz y que los demás estuvieran en
pecado. No soportaba la idea de que su esposo pudiera perder su alma. Hoy quisiera
compartirles varias enseñanzas que me deja el testimonio de Santa Rita, para
poder aplicarlas en nuestra vida diaria:
1.- Con Dios: Abandonarse a él
todas las cosas.
Santa Rita, nos enseñó
cada momento de su vida a abandonarse a Dios las cosas. Cuando conoció a Paolo
antes de ser su esposo, y sus familias eran sumamente distintas, ella le pidió
a Dios que si Paolo era para ella permitiera que todo se diera, ella le decía a
Dios que sus sentimientos hacia él eran puros de corazón.
2.- En el Matrimonio: Amar con
pureza de corazón y rezar por el alma del esposo.
Pidámosle a Dios amar
con esa pureza de corazón a nuestra pareja. Ella también nos enseñó a rezar por
su esposo y por su conversión. Jamás se cansó, sino buscó entender y comprender
que el tenía una formación diferente.
3.- Con los Hijos: Pedirle a Dios
todos los días que no caigan en pecado, antes que su alma se salve. Cuando Santa Rita se
convirtió en madre de unos gemelos, jamás imaginó que se vería inmersa en la
misma cruz que la Virgen María, entregarle a Dios a sus hijos. Cuando Paolo su
esposo fue asesinado, sus hijos debían vengar la muerte de su padre. Ella, con
temor de que sus hijos se convirtieran en asesinos, le pidió a Dios que antes
de que sus hijos cayeran en pecado mortal y perdieran su alma, se los llevara
con él. Dios le concedió llevarse a sus hijos arrepentidos de desear la muerte
del asesino de su padre.
4.- Aceptar con amor las
contrariedades de cada día y de ser juzgado por su misma familia.
Santa Rita siempre fue
juzgada por tratar de cambiar a Paolo y acercarlo a la fe, por luchar para que
el dejara de matar y viviera acorde a su fe. Ella vivió grandes juicios y
rechazos por parte de la familia de Paolo, de los cuales ella siempre respondió
en silencio, con amor y sin juzgar, todo ofreciéndole a Dios.
5.- Encontrar una causa en la cual
servir y amar a Dios.
Rita encontraba a Dios
curando enfermos. Ella visitaba constantemente los hospitales y ayudaba a las
hermanas de su comunidad a curar personas que llegaban heridas. Ella decía que
sólo sirviendo se encontraba a Dios.
6.- Implorar y buscar el perdón.
Cuando Paolo murió,
ella perdonó a sus asesinos en el funeral. Y la constante de su vida fue buscar
perdonar. Decía que sólo perdonando de corazón se podía amar a Dios.
7.- Buscar la paz de su comunidad.
Santa Rita no descansó
hasta que las dos familias poderosas de Casia, que se contrariaban
constantemente, extendieron su perdón. Buscó por todos los medios hablar con
ellos y no descansó, junto a la oración, hasta que ambos se reconciliaron.
8.- Ser dócil al plan de Dios.
El deseo más grande de
Santa Rita después de haber perdido a sus seres queridos, era vivir en el
convento y dedicar su vida a Dios. La madre superiora no le permitía y ella
supo esperar con paciencia y amor, aún en soledad, buscando a Dios en la
oración y sirviendo a los enfermos. Un día, mientras le decía a Dios que lo
sentía tan cerca, se quedó dormida. Al día siguiente, amaneció dormida en el
convento. La historia cuenta que Dios, y San Nicolás, San Agustín y San Juan
Bautista la llevaron dormida.
9.- Obedecer con amor.
Ella fue puesta a
prueba, la madre superiora le ordenó regar cada día una planta muerta. Rita
obedeció día con día, y una mañana, la planta se convirtió en una vid que
floreció y dio uvas que se usaron para el vino sacramental.
10.- Amar la cruz y la
pasión de Cristo.
Sus últimos años, los
pasó enferma. Dios le concedió los estigmas. Ella vivía de cara a Dios y aceptó
con amor cómo su cuerpo se consumía, con confianza y paz. Para vivir de
cara a Dios, hay que buscar amar, trabajar en nuestras virtudes, buscar vencer
nuestros vicios, y arrancarle a Dios la gracia de aprender a amarlo, de ser
puros de corazón, de tener un corazón cómo el suyo.
Santa Rita, concédenos un corazón
puro como el tuyo, un amor servicial y entregado a nuestro esposo e hijos, un
fervor y una capacidad de entregarle a Dios lo que somos cómo tú lo hacías en
la oración. Concédenos ser dócil y aceptar el plan que Dios nos tiene. Te
pedimos le lleves a Jesús nuestras intenciones y nos ayudes a ser cómo tu para
un día merecer el cielo. Amén.
Por: María José César de Espinoza
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