Ahora vamos a tratar de la modestia. Primero, de la
modestia en común, y luego, de las virtudes contenidas en ella.
La modestia:
Ahora vamos a tratar de la modestia. Primero, de la modestia
en común, y luego, de las virtudes contenidas en ella (q.161). Acerca de lo primero, se plantean dos preguntas, a saber:
¿Es la modestia parte de la templanza?
Objeciones por las que parece que la modestia no es parte de
la templanza.
Modestia se deriva de modo. Pero en todas las virtudes es
necesario un modo, ya que la virtud se ordena al bien, y el bien, como dice San
Agustín en De Natura Boni, consiste en un modo, especie y orden. Luego la
modestia es una virtud general y no debe considerarse como parte de la
templanza.
2. la mejor alabanza de la templanza parece ser el definirla
por cierta moderación. Ahora bien: esta palabra da origen a la modestia. Luego
la modestia coincide con la templanza y no es una parte de ella.
3. parece que la modestia se ocupa de la corrección del prójimo, según
se nos dice en 2Tm 2, 24-25: Al siervo del Señor no le conviene altercar, sino
mostrarse manso con todos, pronto para enseñar, sufrido, y con mansedumbre
corregir a los adversarios. Pero el corregir a los culpables es acto de la
justicia o de la caridad, como quedó dicho (q.33 a.l). Luego parece que la
modestia es parte de la justicia más que de la templanza.
Contra esto: está el que Cicerón considera a la modestia
parte de la templanza.
Respondo: Como dijimos antes (q.141 a.4; q.157 a.3), la
templanza aporta la moderación a una materia en la que es sumamente difícil
moderarse, cuáles son las concupiscencias de los deleites del tacto. Ahora
bien: dondequiera que hay una virtud centrada en lo que es más importante
conviene que haya otra que se ocupe de las materias que no lo son tanto, ya que
conviene que la vida humana esté regulada en todo con arreglo a las virtudes,
así como ya dijimos (q.129 a.2; q.134 a.3 ad 1) de la magnificencia, que se
ocupa de los grandes gastos, siendo necesaria, además, la liberalidad que
modere los gastos medianos, en los cuales no es tan difícil moderarse. En
nuestro caso, la virtud se llama modestia, y se agrega a la templanza como a su
virtud principal.
A las objeciones:
1. Los nombres comunes se aplican, a veces, a las partes menos
significativas, como, por ejemplo, el nombre común de ángeles se aplica al orden
más bajo de los ángeles. Así también la palabra modo, que se observa, en
general, en toda virtud, se atribuye especialmente a la virtud que impone el
modo en las materias más pequeñas.
2. Algunas cosas necesitan la templanza a causa de su vehemencia, al igual que la necesita el vino fuerte; pero la moderación es necesaria en todas las cosas. Por eso la templanza es necesaria en las pasiones vehementes, y la modestia en las débiles.
3. La modestia se toma allí en un sentido general, en cuanto que es necesaria en todas las virtudes.
2. Algunas cosas necesitan la templanza a causa de su vehemencia, al igual que la necesita el vino fuerte; pero la moderación es necesaria en todas las cosas. Por eso la templanza es necesaria en las pasiones vehementes, y la modestia en las débiles.
3. La modestia se toma allí en un sentido general, en cuanto que es necesaria en todas las virtudes.
¿Se ocupa la modestia, únicamente, de las acciones externas?
Objeciones por las que parece que la modestia sólo se ocupa
de las acciones externas.
1. Los movimientos internos de las pasiones no pueden
conocerse externamente. Pero el Apóstol, en Flp 4, 5, recomienda que nuestra
modestia sea conocida de todos los hombres. Luego la modestia se ocupa
exclusivamente de las acciones externas.
2. las virtudes que se ocupan de las pasiones se distinguen de la virtud de la justicia, que se ocupa de las acciones externas. Siendo la modestia una virtud única, si se ocupa de las acciones externas no se ocupará de algunas pasiones internas.
3. ninguna virtud específicamente una tiene por materia las cosas del
apetito, propias de las virtudes morales, y las que pertenecen al conocimiento,
que son propias de las virtudes intelectuales; ni se ocupa tampoco, a la vez,
de las cosas que pertenecen al apetito irascible y al concupiscible. Luego si
la modestia es una sola virtud, no puede ocuparse de todo lo dicho.
Contra esto: está el hecho de que, en todos los objetos
señalados, conviene que se guarde un modo, el cual da nombre a la modestia.
Luego ésta se ocupa de todos ellos. Respondo: Como ya hemos apuntado (a.1), la modestia se
distingue de la templanza en que ésta modera los objetos que son más difíciles
de refrenar, mientras que la modestia modera los objetos menos difíciles.
Parece que algunos han hablado de la modestia de diversos modos, pues siempre
que encontraron una razón especial de bien o de dificultad en moderar quitaron
el objeto a la modestia y le dejaron las cosas pequeñas. Es evidente, por otra
parte, que el refrenar los placeres del tacto presenta una dificultad especial,
por lo cual todos consideraron distintas a la templanza y la moderación. Pero,
además, Cicerón consideró que había un bien especial en la moderación de las
penas, y por eso apartó también la clemencia de la modestia, dando a la
modestia todos los demás objetos que habían de ser moderados.
Parece que éstos son cuatro. Uno es el movimiento del ánimo hacia alguna
excelencia, al que modera la humildad. El segundo es el deseo de las cosas del
conocimiento, que es moderado por la estudiosidad y que se opone a la
curiosidad. El tercero se refiere a los movimientos y las acciones corporales,
tratando de que se hagan con decencia y honestidad tanto cuando se trata de
obrar con seriedad como en el juego. El cuarto se refiere al ornato externo,
como vestidos y objetos similares. Pero para cuidar de algunos de ellos
pusieron otros algunas virtudes especiales: Andrónico puso la mansedumbre, la
simplicidad, la humildad y otras semejantes, de las cuales hablamos antes
(q.143). Aristóteles puso también la eutrapelia, cuya materia son los deleites
del juego. Todas ellas están comprendidas bajo la modestia según Cicerón.
Conforme a esto, la modestia no sólo se ocupa de las acciones exteriores, sino
también de las interiores.
A las objeciones:
1. El Apóstol habla de la modestia en cuanto que se ocupa de
los actos externos. Sin embargo, también la moderación de lo interno puede
darse a conocer mediante signos externos.
2. Bajo la modestia están comprendidas distintas virtudes,
señaladas por varios autores. Por eso puede admitirse que la modestia se ocupe
de objetos que exigen diversas virtudes. Sin embargo, no es tan grande la
diversidad entre las partes de la modestia entre sí como la que puede haber
entre la justicia, que se ocupa de los actos, y la templanza, cuyo objeto son
las pasiones, porque en las acciones y pasiones en las que no se da una
especial dificultad por parte de la materia, sino sólo por parte de la
moderación, no hay más que una virtud, a saber: la que está relacionada con la
moderación.
Con esto queda respondida la objeción tercera.
Por: Santo Tomás de Aquino
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