No
hay modelo de esposa o de esposo para imitar. Ser esposa(o) es lo más personal
y propio del ser humano. No hay computadora capaz de tabular las condiciones
que tienen que adornar a una esposa(o) para que sea el ideal porque no se puede
computarizar el amor. El amor -más el de esposos- no acepta reglas ni modelos: es
privilegio del ser humano que solo acepta ser demostrado. La intimidad
matrimonial es el escenario donde los esposos demuestran, en máxima libertad,
su amor conyugal. No parecerse a nadie, no imitar a nadie: el amor conyugal con
la felicidad que genera forjará -amalgamado a la formación de cada esposo- la
personalidad del matrimonio, que no será igual a ningún otro, que crecerá cada
día porque el matrimonio es dinámico, crece, evoluciona, se perfecciona y se
arraiga tanto en los esposos que ya no saben ni quieren vivir fuera de él. Esa
es su mejor defensa. Por eso el ser humano busca el matrimonio y así más del 90
% de los adultos viven en matrimonio.
El Matrimonio es la única forma de vida del ser humano, esta
es la responsabilidad de padres y Autoridades; formar a los jóvenes, para ellos
dándoles conocimientos indispensables para llegar a ser esposos felices. Una
mujer soltera que ha tenido un hijo muchas veces no acepta el matrimonio con el
padre de ese hijo lo que demuestra que el matrimonio es mucho más que un hijo
la inversa también vale: cuántas veces un hombre soltero contrae matrimonio con
una mujer que tiene un hijo de soltera: el matrimonio supera al hijo. Solo
la felicidad del matrimonio es por vida, por eso no se puede cambiar matrimonio
por nada: ni por hijos, ni por fortuna ni por amante, etc. Quien así lo hiciera
es por inmadurez afectiva que no logró un matrimonio feliz. nadie cambiara más
matrimonio por menos (cualquier otra forma de vivir pareja amante) etc. Esto
tan simple explica porque no hay esposo o ideal, tipo. El ideal es lo que cada
matrimonio tiene porqué unidos por amor todo es agradable, todo es muy bueno y
lo peor es perdonable. El matrimonio no es la suma sino la combinación de la
personalidad de los esposos (Ver personalidad de los esposos. Como se plasma,
etc.). Es otro misterio del amor conyugal.
El hombre es el animal que tiene más autonomía sobre sus
instintos pero para ello necesita de la educación, de su formación en su triple
enfoque: somático, psicológico y social; privilegio que le pertenece en
exclusiva Este distanciamiento de sus instintos -perfeccionarse- que
hereda en su faz somática necesita desarrollar su faz psicológica y social para
saber vivir el verdadero amor conyugal y en esto- el matrimonio de los padres
-mientras falte la enseñanza para el matrimonio en los colegios- es lo más
importante. El matrimonio paterno marca al niño para toda su vida y sobre eso
la educación podrá seguir modelando a
ese niño a que llegue a ser una esposa o
(o) feliz. Lo que el niño vive en el hogar de sus padres jamás será
olvidado y tanto que modelará su temperamento -heredado- y su carácter y tarde
o temprano hará su matrimonio semejante al de sus padres con los cambios que
hará el aporte de lo que trae la esposa, de su propio hogar.
Esta es otra responsabilidad de los padres: no basta ser
buenos padres, cariñosos y generosos con los hijos primero deben ser buenos
esposos a los ojos de los hijos y así lo
heredan y copiaran a su debido tiempo. Si los padres supieran el daño que
provocan en la formación de los hijos sus disputas matrimoniales, muchos de
ellos tendrían otra conducta y harían lo indispensable para lograr felicidad
matrimonial; para ellos y los hijos En este contexto tan complejo y personal no puede haber
modelo pero sí educación, formación en su máxima amplitud para que sean jóvenes
que sepan llegar -cuando se casen- al verdadero amor del matrimonio de donde no
querrán salir nunca porque es el mejor y máximo logro humano. Todo lo escrito en páginas anteriores es para contribuir a la
formación de los jóvenes; para que sumado a lo que cada uno tiene en su
interior sepan buscar, encontrar y cuidar el amor conyugal: así serán el mejor
esposo y la mejor esposa. Este es el fin de este libro: contribuir para que los jóvenes
adquieran los conocimientos necesarios (que sumado a lo que heredan de sus
padres) para ser buena esposa, buen esposo para formar un matrimonio feliz.
el matrimonio suma muy buenas cualidades de ambos esposos
pero muy pocas veces resta cualidades negativas.. Vicios, mal carácter,
torpeza, etc., etc. el matrimonio no los cambia. No olvidar el matrimonio no es
solución para ello y muchos menos si hay falta de amor, el matrimonio no podrá
generarlo, al revés se nutre de él, es su alimento, su razón de ser, primero
amor después matrimonio. En esa demostración de amor en intimidad matrimonial,
el matrimonio perfecciona su amor. Por eso se repite que las relaciones
sexuales matrimonial son la máxima expresión máxima demostración de amor que
crece perfecciona y se hace joven después de cada encuentro. Si las
estadísticas indican que más del 90% de los adultos viven en matrimonio sin que
ello sea obligatorio sino por muy personal decisión ¿cómo es posible que en la
educación de los jóvenes no se preocupen las autoridades, para su mejor
formación, para lograr buen matrimonio?
Se debe enseñar lo fundamental, lo básico -según nivel
cultural- pero no solo lo sexual porque serán buenos amantes, que no es lo
mismo que buenos esposos, que sepan vivir un matrimonio feliz, estable para
toda la vida. Matrimonio
feliz es la base para criar hijos felices. La llegada de los hijos no mejora ningún
mal matrimonio, un buen matrimonio hace hijos felices, así como un mal
matrimonio la infelicidad de sus hijos. Las autoridades se preocupan por las
familias: educación, salud, seguridad, alimentación, etc. No basta falta el
amor, el cariño de esposos el matrimonio, es que debe enseñar como parte de la formación
de los jóvenes.
Por: Dr. Alberto Abdala
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