domingo, 27 de agosto de 2017

Amor a los enemigos y la perfección del amor.


¿A quién hay que amar? Amar como Dios?


¿A quién hay que amar?
"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los Cielos, que hace salir su sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos y pecadores. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? ¿Acaso no hacen eso también los publicanos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿Acaso no hacen eso también los paganos?"(Mt)

Amar como Dios:

Jesús defiende la ley del Levítico de amar al prójimo, y no la interpretación de odiar al enemigo. Ciertamente, la caridad es ordenada y se debe amar con intensidad a los más cercanos, familia, pueblo, nación, pero no a costa del odio al enemigo.

Los beneficios de Dios sobre todos revelan la paciencia de Dios sobre buenos y malos.
Se trata de llegar más lejos  que los pecadores y de los paganos que no conocen a Dios.

El que conoce a Dios ama como Él ama. Su amor no es indiferencia, ni lejanía, y mucho menos odio o menosprecio, sino amor que llega lejos, también al que está en el último lugar. El amor debe llegar a los enemigos. Es decir, a aquellos que me odian. No se puede responder al odio con el odio, sino con el amor. Este es el modo divino de actuar.

La sorpresa de los que le escuchaban debió ser grande. En esto consistía la ley del nuevo reino de Dios. Se cumplía la ley moral, se cumplía la ley revelada a Moisés; pero a unos niveles distintos, a niveles de perfección. Se trataba de ser "perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto"(Mt). Para ello era necesario profundizar en el conocimiento del Padre celestial. Sólo el que comprende el amor del Padre se puede introducir en esa nueva ley del amor, que se concretaba ante sus ojos en estas seis antítesis en que Jesús va diciendo lo que se dijo a los antiguos, pero añadiendo ese famoso "yo os digo", que tiene contenido de verdadero legislador que sabe el contenido íntimo de la ley y la coloca ante los ojos de los que le escuchaban.


Por: P. Enrique Cases


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