Peregrino
y Taumaturgo
Martirologio Romano: En
la Lombardía, san Roque, que, nacido en Montpellier, del Languedoc, en Francia,
adquirió fama de santidad peregrinando piadosamente y curando por toda Italia a
los afectados de peste (c. 1379)
Etimológicamente: Roque
= Fuerte como roca
Patrono de: hospitales,
médicos, cirujanos, enfermeros, farmacéuticos, enfermos, agricultores,
jardineros, carpinteros, sepultureros y prisioneros. Protector contra la peste,
el cólera, la rabia, accidentes, y dolores de pie, piernas y rodillas.
Este santo se ha hecho famoso en el mundo por los grandes favores que
consigue a favor de pobres y enfermos. Su popularidad ha sido verdaderamente
extraordinaria cuando a pueblos o regiones han llegado pestes o epidemias,
porque consigue librar de la enfermedad y del contagio a muchísimos de los que
se encomiendan a él. Quizás él pueda librarnos de epidemias peligrosas.
San Roque nació en Montpellier, de una familia sumamente
rica. Muertos sus padres, él vendió todas sus posesiones, repartió el dinero
entre los pobres y se fue como un pobre peregrino hacia Roma a visitar
santuarios.
Y en ese tiempo estalló la peste de tifo y las gentes se
morían por montones por todas partes. Roque se dedicó entonces a atender a los
más abandonados. A muchos logró conseguirles la curación con sólo hacerles la
señal de la Santa Cruz sobre su frente. A muchísimos ayudó a bien morir, y él
mismo les hacía la sepultura, porque nadie se atrevía a acercárseles por temor
al contagio. Con todos practicaba la más exquisita caridad. Así llegó hasta
Roma, y en esa ciudad se dedicó a atender a los más peligrosos de los
apestados. La gente decía al verlo: "Ahí va el santo".
Y un día mientras atendía a un enfermo grave, se sintió
también él contagiado de la enfermedad. Su cuerpo se llenó de manchas negras y
de úlceras. Para no ser molesto a nadie, se retiró a un bosque solitario, y en
el sitio donde él se refugió, ahí nació un aljibe de agua cristalina, con la
cual se refrescaba.
Y sucedió que un perro de una casa importante de la ciudad empezó a
tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a
Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le entró
curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre
llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus
llagas y enfermedades.
Apenas se sintió curado dispuso el santo volver a su ciudad
de Montpellier. Pero al llegar a la ciudad, que estaba en guerra, los militares
lo confundieron con un espía y lo encarcelaron. Y así estuvo 5 años en la
prisión, consolando a los demás prisioneros y ofreciendo sus penas y
humillaciones por la salvación de las almas.
Y un 15 de agosto, del año 1378, fiesta de la Asunción de la
Virgen Santísima, murió como un santo. Al prepararlo para echarlo al ataúd descubrieron
en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado de pequeñito y
se dieron cuenta de que era hijo del que había sido gobernador de la ciudad.
Toda la gente de Montpellier acudió a sus funerales, y desde entonces empezó a
conseguir de Dios admirables milagros y no ha dejado de conseguirlos por
montones en tantos siglos.
Lo pintan con su bastón y sombrero de peregrino, señalando
con la mano una de sus llagas y con su perro al lado, ofreciéndole el pan.
¡Felicidades a quienes
lleven este nombre!
Por: n/a | Fuente: EWTN.com
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