Ella se dirige a nosotros: No tengas miedo de él. Ten
la valentía de arriesgar con la fe. Comprométete con Dios
María, nuestra Madre
del cielo, quien fue la primera que tuvo un diálogo profundo con el Señor.
El
Rosario es un medio para orar a Dios a través de María, haciendo viva la
frase de san Luis Grignon de Montfort: “Por
María a Cristo”.
“Aprender de la oración de María es unirse a su plegaria ‘hágase en mí según tu palabra’ (Lc 1,38) […] Si como María decimos ‘sí’, Dios tiene la oportunidad de vivir su vida en nuestra vida” (YouCat, n. 479).
Esto nos habla de
abandono en Dios y fue lo que María hizo durante toda su vida, estando abierta
a escuchar a Dios para cumplir Su voluntad. Al aceptar ser la madre de Dios, se convierte en el primer
tabernáculo teniendo a Jesús en su vientre durante el embarazo. Nos podemos imaginar los diálogos de amor que habrá tenido con su hijo y luego, fue ella
quien le enseña, no sólo a caminar y los aspectos humanos de la vida, sino
también le enseña a rezar y cómo agradar a Dios con las acciones del día a día.
Esto nos puede parecer extraño, pero Jesús, siendo Dios, se hizo realmente
hombre y esto implica un aprendizaje en todos los aspectos. Es por esto que decimos que acercarse a María es ir hacia Cristo, pues fue
María la que más le conoció, la más cercana y por lo tanto, qué mejor que Ella
para tenerla como modelo para imitar a Cristo.
Por: P. Sebastián Rodríguez, LC
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