Ven a mí cuando estés cansado y yo seré tu descanso.
(cfr Mt 11, 28)
Eso me pregunto yo…. ¿Cómo se reza cuando estás cansado y no tienes
fuerzas ni para rezar?
Antenoche terminé el día realmente cansado. Era aún temprano
pero ya no tenía fuerzas para nada. Fui a la capilla y le dije al Señor: Hoy lo
único que tengo para ofrecerte es un cuerpo y una mente
que no pueden más.
Mi oración consistió en ponerme tal cual en su presencia sin
capacidad de más. Mi lenguaje corporal lo decía todo. Pensé en los enfermos que
oran con todo el cuerpo: su dolor es su oración. Después de un rato de estar con Él me brotaron espontáneas
algunas partes del Salmo 139:
Señor,
tú me escrutas y me conoces,
tú penetras mis pensamientos.
Todas mis sendas te son conocidas.
No está aún la palabra en mi lengua,
y tú, Señor, ya la conoces.
Me envuelves por detrás y por delante,
tus manos me protegen.
Sentí que Jesús me respondía: "No tienes que explicarme nada; yo te
entiendo, créeme, te entiendo. Yo también sentí el cansancio y algo mucho más
duro que el cansancio físico…" Se me vinieron a la memoria aquellas
escenas tan humanas de Jesús agotado del camino junto al pozo de Jacob, luego
exhausto en la barca sin que la tormenta fuera capaz de despertarle, y en el
huerto, con todo su cuerpo y su moral rendidos por tierra.
Por la mañana, al llegar a la oficina fui a buscar qué dicen
los maestros al respecto y encontré esta frase de Santa Teresita: "Debería entristecerme por
dormirme (¡después de siete años!) en la oración y durante la acción de
gracias. Pues bien, no me entristezco... Pienso que los niños agradan tanto a
sus padres mientras duermen como cuando están despiertos; pienso que los
médicos, para hacer las operaciones, duermen a los enfermos. En una palabra,
pienso que "el Señor conoce nuestra masa, se acuerda de que no somos más que
polvo".
Gracias, Jesús, por
ser "tan humano", gracias por acogerme y aceptarme así cuando no
tengo fuerzas ni para rezar, gracias por no hacerme violencia. Ayer experimenté
en primera persona aquello que me dijiste: Ven a mí cuando estés cansado y yo seré tu descanso. (cfr Mt 11, 28)
No sé cómo rezar
cuando estoy cansado, pero doy gracias a Jesús por ser tan bueno conmigo.
Por: P. Evaristo Sada LC
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