Una
Madre
Iba a empezar la Misa cuando llegó una madre a pedirme
que rezara por su hijo, para que “no agarre el mal camino”; su conducta
empezaba a ser extraña; la madre estaba alarmada; ¿se perdería su hijo en los
tantos peligros que acechan hoy en día a los adolescentes?
¿Qué hacer?
Para que los hijos “no agarren mal camino”. Es necesario
el buen ejemplo de palabra y obra. Cuidar desde la infancia la formación de
buenos hábitos. El niño en sus primeros años es como una máquina de tomar películas;
si en ella quedan registrados malas maneras, lenguaje vulgar, indisciplina,
peleas, faltas de respeto mutuo entre sus padres, mal uso del dinero, ausencia
de afecto, y etc., todo eso tenderá a ser parte de la vida joven y adulta del niño.
Mi árbol
Cuando hace siete anos legue a la parroquia donde
trabajo, observe unas matas cerca de la pared de la iglesia. Eran ramas de
morera el árbol cuya hoja prefiere el gusano de seda. Corte todas menos una. Retoñaban
y volvía a cortarlas. Hoy, a los 5 años, la rama que deje retoñaba y volvía a
cortarlas. Hoya los 5 años la rama que deje es un árbol de 7 metros de altura,
y ya ha dado fruto. Corregir con constancia, tacto y afecto es algo que los
padres deben hacer ya en los primeros años; esto conduce a que el niño vaya
formando su voluntad y carácter, capacitándole para ser dueño de si mismo y
tomar decisiones acertadas; preferir en el futuro lo correcto a lo incorrecto,
el bien al mal, y saber elegir buenos caminos.
Otro nivel
En el hombre hay
que alimentar lo corporal, educar la voluntad y cultivar la inteligencia, pero
hay algo más: su alma, su condición de ser espiritual. La vida natural –
corporal, y la condición de ser inteligente, pueden quedarse raquíticas sin
cuidado adecuados. La vida espiritual (sobrenatural), puede quedarse raquítica,
si no se cuida.
Mal camino
Hay padres que descuidan (a veces por razón de
pobreza) el desarrollo corporal y la salud del niño; los que descuidan la educación
de la voluntad (malcrían). Los hay que no estimulan el desarrollo de la
inteligencia, por la ausencia en el hogar de todo aprecio por aprender e
instruirse. Abundan los que descuidan el desarrollo espiritual de los hijos. Cuando
se descuida lo último, el “agarrar el mal camino” los hijos, los hijos es el
resultado casi seguro.
¡Tan inocentes!
¡La infancia es tan bella, todo tan auténtico!: las
miradas, los gestos, las palabras, que los padres casi desearían parar el reloj
de la vida; fijarlos, detenerlos así para siempre. Definitivamente pueden
imaginar que aquellas criaturas puedan “agarrar el mal camino”. ¿Quién puede imaginarse
a esos pequeñitos, díscolos, irrespetuosos, delincuentes, criminales, en cárceles,
muertos prematuramente en violencias callejeras, podridos por las drogas o el alcohol,
destruidos, desorientados, tristes, viejos antes de alcanzar los 20 años?
Tiempos presentes
Hoy es difícil ser niños, tener infancia. Se repite
con frecuencia que el desarrollo humano, ha dejado poco lugar para el hábitat de
muchas especies de animales. Las sociedades modernas han creado unas
condiciones “ambientales”, que agreden, ahogan la infancia. Es necesario tener
esto en cuenta a la hora de educar los hijos.
¿Que hacer?
Los padres de
hoy día no podrán con e ambiente negativo anti- infancia, sin un esfuerzo por
educar y formar bien a los hijos en la doctrina cristiana, exige una dedicación
capaz de contrarrestar las influencias deformadoras que reciben o van a recibir
los hijos. Los que no lo hacen, dejan los hijos desarmados frente a otras influencias
negativas que casi seguro llevaran a esos niños a una adolescencia juventud y
edad adulta llenas de miserias y fracasos. Habrá sucedido lo que menos querían
esos padres: “que sus hijos agarraran el mal camino”. La ausencia de vida
espiritual hace que muchos padres pierdan sus hijos antes de cumplir estos los
15 años.
Pediatras y médicos
Los médicos de niños tienen poco problema en convencer
a los padres de lo que médicamente necesitan los hijos. En la parroquia los párrocos
no lo tienen tan fácil a la hora de convencer a los padres de sus
responsabilidades espirituales con respecto a sus hijos. Suelo decir a los
padres cuando bautizó a sus hijos: “si ustedes. No conocen bien la doctrina
cristiana y no la practican, particularmente el domingo, no van a garantizar un
buen camino para sus hijos. Se da de lo que se tiene; si ustedes tienen una
vida espiritual”. En las charlas pre- bautismales les digo: “si ustedes son
ahora perezosos; si no emplean ahora un poco de tiempo en instruirse y vivir su
fe, después ni todo el tiempo del mundo les bastará para remediar lo que
descuidaron. ¿quieren ahora divertirse el domingo? Después van a llorar, y muchas
veces no habrá remedio para el mal camino que “agarraron” sus hijos. Remedien lo
que tengan que remediar, antes de que sea demasiado tarde. La virtud, además de
los frutos espirituales, da otros muchos frutos en el bienestar general de la
persona.
Despertar
Las parroquias deberían
estar invadidas de padres y madres, ansiosos de formarse y prepararse para oponerse
a las ideas que destruyen: el Evangelio. Y salir a la calle, como pedía el Papa
en el último Congreso de la Juventud, a proclamar sin miedo y ofrecer ese
Evangelio el único buen Camino al que “agarrarse”.
Fuente: Padre Prudencio
Sánchez
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