sábado, 12 de agosto de 2017

Que no agarre el mal camino


Una Madre

Iba a empezar la Misa cuando llegó una madre a pedirme que rezara por su hijo, para que “no agarre el mal camino”; su conducta empezaba a ser extraña; la madre estaba alarmada; ¿se perdería su hijo en los tantos peligros que acechan hoy en día a los adolescentes?

¿Qué hacer?

Para que los hijos “no agarren mal camino”. Es necesario el buen ejemplo de palabra y obra. Cuidar desde la infancia la formación de buenos hábitos. El niño en sus primeros años es como una máquina de tomar películas; si en ella quedan registrados malas maneras, lenguaje vulgar, indisciplina, peleas, faltas de respeto mutuo entre sus padres, mal uso del dinero, ausencia de afecto, y etc., todo eso tenderá a ser parte de la vida joven y adulta del niño.

Mi árbol

Cuando hace siete anos legue a la parroquia donde trabajo, observe unas matas cerca de la pared de la iglesia. Eran ramas de morera el árbol cuya hoja prefiere el gusano de seda. Corte todas menos una. Retoñaban y volvía a cortarlas. Hoy, a los 5 años, la rama que deje retoñaba y volvía a cortarlas. Hoya los 5 años la rama que deje es un árbol de 7 metros de altura, y ya ha dado fruto. Corregir con constancia, tacto y afecto es algo que los padres deben hacer ya en los primeros años; esto conduce a que el niño vaya formando su voluntad y carácter, capacitándole para ser dueño de si mismo y tomar decisiones acertadas; preferir en el futuro lo correcto a lo incorrecto, el bien al mal, y saber elegir buenos caminos.
Otro nivel

En el hombre hay que alimentar lo corporal, educar la voluntad y cultivar la inteligencia, pero hay algo más: su alma, su condición de ser espiritual. La vida natural – corporal, y la condición de ser inteligente, pueden quedarse raquíticas sin cuidado adecuados. La vida espiritual (sobrenatural), puede quedarse raquítica, si no se cuida.

Mal camino

Hay padres que descuidan (a veces por razón de pobreza) el desarrollo corporal y la salud del niño; los que descuidan la educación de la voluntad (malcrían). Los hay que no estimulan el desarrollo de la inteligencia, por la ausencia en el hogar de todo aprecio por aprender e instruirse. Abundan los que descuidan el desarrollo espiritual de los hijos. Cuando se descuida lo último, el “agarrar el mal camino” los hijos, los hijos es el resultado casi seguro.

¡Tan inocentes!

¡La infancia es tan bella, todo tan auténtico!: las miradas, los gestos, las palabras, que los padres casi desearían parar el reloj de la vida; fijarlos, detenerlos así para siempre. Definitivamente pueden imaginar que aquellas criaturas puedan “agarrar el mal camino”. ¿Quién puede imaginarse a esos pequeñitos, díscolos, irrespetuosos, delincuentes, criminales, en cárceles, muertos prematuramente en violencias callejeras, podridos por las drogas o el alcohol, destruidos, desorientados, tristes, viejos antes de alcanzar los 20 años?
Tiempos presentes

Hoy es difícil ser niños, tener infancia. Se repite con frecuencia que el desarrollo humano, ha dejado poco lugar para el hábitat de muchas especies de animales. Las sociedades modernas han creado unas condiciones “ambientales”, que agreden, ahogan la infancia. Es necesario tener esto en cuenta a la hora de educar los hijos.
¿Que hacer?

 Los padres de hoy día no podrán con e ambiente negativo anti- infancia, sin un esfuerzo por educar y formar bien a los hijos en la doctrina cristiana, exige una dedicación capaz de contrarrestar las influencias deformadoras que reciben o van a recibir los hijos. Los que no lo hacen, dejan los hijos desarmados frente a otras influencias negativas que casi seguro llevaran a esos niños a una adolescencia juventud y edad adulta llenas de miserias y fracasos. Habrá sucedido lo que menos querían esos padres: “que sus hijos agarraran el mal camino”. La ausencia de vida espiritual hace que muchos padres pierdan sus hijos antes de cumplir estos los 15 años.

Pediatras y médicos

Los médicos de niños tienen poco problema en convencer a los padres de lo que médicamente necesitan los hijos. En la parroquia los párrocos no lo tienen tan fácil a la hora de convencer a los padres de sus responsabilidades espirituales con respecto a sus hijos. Suelo decir a los padres cuando bautizó a sus hijos: “si ustedes. No conocen bien la doctrina cristiana y no la practican, particularmente el domingo, no van a garantizar un buen camino para sus hijos. Se da de lo que se tiene; si ustedes tienen una vida espiritual”. En las charlas pre- bautismales les digo: “si ustedes son ahora perezosos; si no emplean ahora un poco de tiempo en instruirse y vivir su fe, después ni todo el tiempo del mundo les bastará para remediar lo que descuidaron. ¿quieren ahora divertirse el domingo? Después van a llorar, y muchas veces no habrá remedio para el mal camino que “agarraron” sus hijos. Remedien lo que tengan que remediar, antes de que sea demasiado tarde. La virtud, además de los frutos espirituales, da otros muchos frutos en el bienestar general de la persona.


Despertar


Las parroquias deberían estar invadidas de padres y madres, ansiosos de formarse y prepararse para oponerse a las ideas que destruyen: el Evangelio. Y salir a la calle, como pedía el Papa en el último Congreso de la Juventud, a proclamar sin miedo y ofrecer ese Evangelio el único buen Camino al que “agarrarse”.






Fuente: Padre Prudencio Sánchez











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