viernes, 11 de agosto de 2017

Soy católico, ¿Puedo ser cremado?





La Cremación 

Para los católicos, la meta de nuestras vidas es la vida eterna con Dios nos preparamos con una vida de piedad, recibiendo los sacramentos. Preparándonos para el encuentro con el Señor es esencial de la vida del cristiano, para algunos, escoger la cremación es parte de esa preparación. El tema de la cremación puede ser un asunto confuso para los católicos ya que la Iglesia lo prohíbe, pero éste ya no es el caso.

¿Cuándo la Iglesia católica comenzó a permitir la cremación?  
En el 1963, la Iglesia Católica comienza a permitir a los católicos el escoger la cremados. El Canon 1176 del Código de Derecho Canónico 1983 establece: “La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; sin embargo, no prohíbe la cremación, a no ser que haya sido por razones contrarias a la doctrina cristiana”.

La Iglesia católica prefiere que la cremación se lleve a cabo luego de la Liturgia Eucarística y el rito de exequias, donde el cuerpo esté presente. Nuestra creencia en la vida eterna y la resurrección de los muertos nos alienta a celebrar la liturgia funeral con el cuerpo.

“Dado el aumento del número de cremaciones, el tema de la disposición de los restos se torna una preocupación cada vez mayor para nuestra Iglesia y para las familias. Frecuentemente escuchamos acerca de un ser querido fallecido cuyas cenizas han sido divididas entre varios familiares, o arrojados en algún lugar de preferencia., como por ejemplo en el mar, o en el patio de la casa o guardadas en las casas. Este tipo de disposiciones, mas allá de que se realizan con la mejor intención, no es la disposición reverente que la Iglesia requiere de los restos de un fiel católico “’, explica el Padre Marco A. Rivera, Vicario presidente de la corporación sin fines de lucro Servicios Funerarios Católicos, Inc.

Actualmente, la Iglesia guía a las familias enseñándoles que el mismo respeto que le tenemos al cuerpo del difunto por ser Templo Del Espíritu Santo debe darse a los restos cremados, por las mismas razones. Los restos deben colocarse en un recipiente digno, al igual que se hace con el cuerpo, y deben depositarse en un columbario. El lugar de los restos debe marcarse con una placa o lápida que conmemora al difunto ya que creemos en la resurrección en cuerpo y alma, cuando Nuestro Señor vuelva en su segunda venida y realice su promesa.


Fuente: El Visitante


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