Sor. Amalia del Salvador Flagelado, Tomo el hábito el 12 de agosto 1931 y vivió en el
Instituto de las Misiones del Salvador Crucificado, fundado por Mons. Conde D.
Francisco de Campos Barreto, Obispo de Campiña, Brasil. Un pariente de Sor.
Amalia estaba agobiado por extrema necesidad. Su mujer se hallaba grave sin
esperanza de curación, a juicio de los médicos. Con lágrimas decía: ¿Y que será
de mis pobres niños?
Llena de tristeza, Sor. Amalia acudió a Nuestro Señor. Arrodillada en las gradas del altar dijo a
Jesucristo: “Señor, si no hay otro medio para conseguir la curación de la mujer
de mi pariente. Yo estoy dispuesta a ofrecer mi vida por la de esta madre de
familia” Jesús le contestó; “Si quieres obtener esta gracia, pídemela por las lágrimas
de mi Santísima Madre.”
¿Y cómo pedirla Señor?
Jesucristo pronuncio las siguientes invocaciones: “Señor,
escucha nuestras suplicas por las lágrimas del corazón que más te amo en la
tierra y te sigue amando en el cielo con el más intenso amor.” Y Jesucristo añadió:”
Cuando; los hombres me piden algo por las lágrimas de mi Madre, no puedo menos
que oír los ruegos con toda benevolencia.”
En este mismo sitio, la Madre de Dios se acercó a Sor.
Amalia y le dijo: “Este es el Rosario de mis lagrimas las invocaciones ya
fueron señaladas por mi hijo que me quiere honrar por medio de ellas, y concederá
gustoso cuanto se le pida por mis lágrimas. Este Rosario servirá para la conversión
de muchos pecadores, será vencido el demonio y destruido el poder del infierno”.
Dicho esto, desaprecio la Virgen.
Rosario De Nuestra Señora De
Las Lágrimas
Se reza así, siete veces:
Señor. Escucha nuestras
suplicas por las lágrimas de tu Santísima Madre.
Y una vez:
“Señor, Mira las lágrimas
del corazón que más te amo en la tierra y te sigue amando en el cielo con el más
intenso amor.”
Todas se repiten siete veces.
Luego tres veces; al final.
“Oh, Salvador
Crucificado. A tus pies te ofrecemos las lágrimas de aquella que te acompaño,
con tanto amor en el doloroso camino del Gólgota.
“Escucha, Señor
nuestras suplicas por las lágrimas de tu Santísima Madre”.
Oración
¡Oh María, Madre
de amor! Madre nuestra dolorosa, por el inmenso dolor que sufriste en la Pasión
y Muerte de tu Hijo Divino, y por las amargas lágrimas que derramaste, ofrece
al Padre Eterno el Sagrado Cuerpo de Nuestro amable Redentor cubierto de heridas
de tus dolores y de tus lágrimas, para conseguir la gracia que imploramos. Amén.
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