Más que repartir bienes es poder compartir un poco de
nuestro tiempo con los más necesitados.
Miles, millones de
personas viven en nuestras ciudades sin un techo que les proteja de la lluvia y
las bajas temperaturas del invierno. Juventud Misionera en España es
consciente de ello y sus jóvenes han decidido no quedarse con los brazos
cruzados, “por eso queremos empezar este apostolado llamado ‘Cristo de la
Calle’ en el que recogemos ropa, mantas, almohadas y comida para entregarlo a
todo aquel que lo necesite”. Hace unos meses comenzaron su andadura un grupo de
chicos y chicas, acompañados por algunos sacerdotes legionarios y se dedicaron
a recorrer el centro de Madrid saliendo al encuentro de los hombres y mujeres
que viven en sus calles.
“Más que
repartir bienes es poder compartir un poco de nuestro tiempo con los más
necesitados”, nos explican. “Cada uno de ellos tiene un nombre y merece ser llamado por
él. Cada una de estas personas tiene una historia y merece ser escuchada”.
Ahora bien, para que la actividad tenga éxito es necesaria la ayuda de todos.
Paula Carrasco, estudiante salvadoreña en la Universidad Francisco de
Vitoria, en Madrid, es una de las principales impulsoras de esta iniciativa, y
ha explicado Somos RC en qué consiste.
Paula, ¿cuál es el
origen de esta iniciativa?
‘Cristo
de la Calle’ nació en El Salvador donde hay mucha necesidad apostólica pues
gran parte de su población vive en pobreza extrema. Mis amigos del
Regnum Christi de El Salvador fueron los que iniciaron y pusieron nombre a este
apostolado que poco a poco ha ido creciendo. Tuve la experiencia de participar en él un par de veces y
me di cuenta de que es algo muy sencillo, no toma mucho tiempo y, sin embargo,
te llena y cambia algo dentro de ti o en las personas con las que te
encuentras. En el poco tiempo que llevo viviendo en España me di
cuenta de que aquí también hay gente que vive en las calles y que el apostolado
podía implantarse en el país.
¿Pero se trata de un
proyecto únicamente para fechas puntuales cuando las personas están más
sensibilizadas como en Navidad…?
Fue muy especial comenzar el apostolado en la víspera de Navidad pues se
celebra el nacimiento de Jesús, además es una época donde se acostumbra a dar
regalos, y creo que el compartir un poquito de tiempo puede ser un regalo muy
grande. Sin embargo, la caridad no se puede quedar ahí, es algo que se debe de
practicar día a día, por eso el apostolado continúa y se realizará una vez al
mes con todos los jóvenes que quieran participar.
¿Cómo fue la primera
experiencia, que seguro es la que más cuesta?
En la primera oportunidad que tuvimos, fuimos un grupo de 11 jóvenes e
íbamos acompañados del P. Salord, que estaba a disposición de confesar a quien
lo desease. Él, además, siempre impartía la bendición e imponía las manos a las
personas con las que nos sentábamos a hablar. La actividad comenzó en el centro
de Regnum Christi de Madrid para preparar los bucatas que repartimos, y rezamos
juntos un rosario antes de salir a la calle.
¿Cómo les recibían las personas?
Convivir con personas
sin techo puede resultar abrumador en un principio. Sin embargo, cuando entablas conversación con
ellos te das cuenta de que son personas como tú y yo. Siempre nos
encontramos con gente que, con mucho gusto, acepta la comida que repartimos y
que luego se anima decirnos su nombre y platicar un rato. Las suyas no son circunstancias
fáciles, además nosotros aparecemos ahí, de repente, así que te encuentras con
personas que pueden no parecerte muy agradables en un primer momento. Pero
el punto del apostolado, de la generosidad, es dar sin esperar nada a cambio, y
escuchar lo que ellos puedan necesitar, aceptarles.
Repartimos
también rosarios a quienes quisieron y fueron muchos los que nos los pidieron. Es increíble
cómo te pueden dar una lección tan grande de fe. Por ejemplo, un señor que lo
había perdido todo nos contó que a pesar de eso sabía que aún tiene a Dios y
que sabe que Él jamás lo dejará solo. Pequeñas experiencias como
ésta pueden causarte un gran impacto.
Por: Fernando de Navascués
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